“¡Ah! Así que trabajáis en el ámbito de las migraciones. Pensaba que con ese nombre vuestra organización estaría más relacionada con el pensamiento y la acción de Ignacio Ellacuria”. El anterior es un comentario que se produce no pocas veces cuando personas conocedoras de la vida del rector de la UCA de El Salvador asesinado hace ahora veinticinco años descubren que nuestra misión gira en torno al trabajo por la ciudadanía inclusiva desde la realidad de las personas migrantes. Durante los días pasados me ha asaltado frecuentemente este cuestionamiento. He tenido ocasión de compartir un tiempo con la Red Jesuita con Migrantes en Guadalajara – México. La red está compuesta por todas las entidades jesuitas que acompañan, sirven y defienden a las personas migrantes. En este caso, en el llamado “flujo norte”, que lleva a miles de personas centroamericanas y mexicanas a transitar desde sus países, a través de México y hasta los Estados Unidos. He podido aprender sobre la situación en los países de origen. Junto a las razones económicas y a la reunificación familiar, cada vez cobra más fuerza la expulsión por la violencia social ejercida por el crimen organizado y las maras. Nos hemos asomado a la inmensidad de sufrimiento y violaciones de derechos humanos que enfrentan los migrantes en su tránsito. Acoso policial, secuestros, crimen organizado, extorsión, violencia sexual, tráfico de personas, accidentes en “La Bestia” (los trenes de mercancías que abordan para avanzar). Muchos y muchas desaparecen en el camino. “Lo importante es no perder la vida para seguir adelante…soportamos que nos golpeen, nos secuestren y vendan, nos violen, nos roben…” decía un joven hondureño en un albergue de Guadalajara. Pedro Pantoja, sacerdote a cargo de los albergues en un territorio controlado por el cártel de los “zetas”, hablaba de “la flor que nace de la muerte” en referencia a las tantas mujeres que a pesar de sufrir vejaciones y violaciones en el camino, conservan la determinación de tirar adelante. También hemos conocido a toda la red de personas que se movilizan en su apoyo, muchas veces enfrentándose a los mismos poderes fácticos y criminales que controlan el territorio. Son redes de albergues, gente organizada o individual que ofrece su hospitalidad, aun a costa de jugarse el patrimonio y la vida. Las Patronas, mujeres campesinas de México que apoyan a los migrantes, quizá sea una de las experiencias más conocidas. “¿Por qué es delito compartir nuestro pan?”, nos decía Norma Romero, una de sus fundadoras. “Ustedes nos importan, también tenemos hijos”, es lo que replican a los migrantes que se sorprenden ante su respuesta solidaria. Las caravanas de madres y familiares que parten de Centroamérica en busca de los familiares desparecidos en el camino también suponen también una reacción a toda esta violencia. El tránsito culmina con el paso de la frontera a Estados Unidos, cada vez más militarizada. A la vez, se produce un fenómeno que conocemos bien en Europa: su externalización. La frontera sur de EE.UU. se corre hacia el sur de México. Los retenes militares y policiales son frecuentes en todos los corredores, muchísimo antes de que los migrantes se acerquen a la línea fronteriza. Quienes consiguen cruzar se enfrentan a la detención, criminalización y a una deportación muchas veces realizada sin la mínima consideración humanitaria. Son dejados de noche, en zonas fronterizas controladas por el crimen organizado, despojados de los mínimos medios, como teléfonos, dinero, etc., donde fácilmente son presa de todo tipo de abusos. La crisis de los menores migrantes no acompañados de este verano ha situado en la palestra esta realidad en toda su crudeza. Y, finalmente, también hemos podido acercarnos a toda la labor que las organizaciones de migrantes latinos llevan a cabo en Estados Unidos por la reforma migratoria, reivindicando el derecho de tanta gente que durante años ha contribuido a la sociedad estadounidense con su trabajo en situación indocumentada. La situación se ha complicado después de las elecciones de principio de este mes. Todo el mundo está a la espera de que el presidente Obama adopte por decreto una decisión que sea beneficiosa para los millones de migrantes que viven una situación tan precaria, separados de sus familias, o con el riesgo de ser deportados y serlo definitivamente de las que formaron en Estados Unidos. Todas estas personas me han impactado y conmovido profundamente. El mencionado Pedro Pantoja, nos hablaba de los y las migrantes como “sujeto histórico emergente” que “nos ha hecho perder el miedo a la muerte” y al cual “tenemos que seguir en su camino, su lucha y sus símbolos”. Esta realidad tan apabullante y central de la realidad sociopolítica del momento, junto con tantas historias desbordantes de coraje, solidaridad y redención en medio de la muerte me llevaron a preguntarme si Ignacio Ellacuria no estaría hoy en medio de esta batalla, con los mismos instrumentos que utilizaba en su tiempo: el análisis crítico, la investigación, el diálogo social y político, la creación de opinión. He podido formular la pregunta a varios jesuitas centroamericanos con los que he convivido estos días. Algunos de ellos fueron compañeros de Ellacuria. La respuesta ha sido coincidente, entre ellos y con lo que yo barruntaba: el “hacerse cargo de la realidad, cargar con la realidad y encargarse de la realidad” propio de Ignacio Ellacuria hoy no dejaría escapar la cuestión migratoria. Claro que esto no deja de ser una especulación y un juego mental. Pero tal llamamiento a analizar la realidad y asumir nuestra responsabilidad en su transformación no puede obviar este auténtico fenómeno de la migración, que impacta a las mayorías populares en Centroamérica y es una seña de identidad del mundo entero. Para hacerse cargo de la realidad, lo primero y fundamental es una mirada honesta a la misma. La mirada desde abajo – desde las víctimas, desde quien está privado de sus derechos, desde “los y las nadie”– es la que nos permite abrirnos a una preocupación universal por una sociedad y una ciudadanía inclusivas. Así que en nuestra entidad llevamos con orgullo y […]
El domingo 9 de noviembre, la Asociacion Union de Marfileños de Bizkaia cultural y para la solidaridad, nos invita a participar el Torneo de fútbol “Integrándonos” ATENCIÓN CAMBIO DE HORARIO Y LUGAR!!!!! Apartir de las 12:15 en el Colegio Nª Señora de Begoña Jesuitas Indautxu (entrada por C/Simon Bolivar esquina con C/Doctor Areilza en Bilbao), cerca salida metro Indautxu Equipos de futbol que participan: de la Asociacion Union de Marfileños de Bizkaia, Asociacion Congo ASB, Asociacion de Cameruneses en Bizkaia ACABIZ, Pindepa Futbol de Santurce y Asociacion de malienses BENKADI. Ver cartel (en el publicidad no es correcto la hora y lugar del torneo de fútbol)
Dentro de las propuestas que se realizan desde el área de Participación de la Fundación Ellacuria, se invitó a las asociaciones de personas migradas que tienen vinculación con la fundación, a realizar un encuentro de Intercambio de Experiencias Asociativas. Se realizó el sábado 18 de octubre. Esta invitación a reflexionar se planteó como continuidad a un trabajo realizado hace tres años, donde se profundizó en algunos temas centrales de la vida de estas entidades. En esta ocasión, se invitó a dos asociaciones con diferente recorrido. Asociación ASDIUC, vinculada al Consorcio Culturas Unidas. Y también invitamos a una asociación en proceso de creación, Asociación de Salvadoreños/as “SALVES”, quienes compartieron sus inquietudes, sueños y propuestas. Posteriormente, se intercambiaron opiniones y reflexiones en torno a tres temas: Base social, Gestión (humana y económica) y Participación en redes. Compartimos la experiencia recogida por nuestro alumno en prácticas de Educación Social de la Universidad de Deusto, Adrián Lancho, que nos acompañó en la organización de la actividad. “Mi impresión acerca del encuentro es muy positiva, ya que personalmente, tuve la oportunidad de conocer mejor la situación en la que están muchas asociaciones y también su funcionamiento. Pero algo muy importante es que muchos de los participantes conocieron a miembros de otras asociaciones, y de esta manera pudieron intercambiar información e ideas sobre el funcionamiento y la situación de la entidad, así como de las necesidades y dificultades que se puedan encontrar en el día a día. Por otro lado añadir que, el debate por grupos que se planteó tratando los temas de la gestión, la participación y la base social de las asociaciones fue muy interesante, ya que se pudieron tratar de manera más específica y por lo tanto la participación fue muy activa, y salieron todo tipo de comentarios, opiniones e impresiones a través de las cuales pudieron surgir nuevas propuestas e ideas de cambio y de mejora para un futuro no muy lejano. Para terminar decir que en general fue un encuentro muy didáctico en el que todos y todas nos llevamos y conocimos algo nuevo que ayude a las asociaciones a mejorar poco a poco”.