FUNDACIÓN SOCIAL IGNACIO ELLACURIA
10 años de trabajo en el ámbito de la convivencia intercultural,inspirados por el legado ético, intelectual y humano de Ignacio Ellacuría.
La Fundación Ellacuria arrancó su actividad en el año 2006, como una respuesta concreta y meditada a una realidad de creciente impacto en la sociedad de Bizkaia: la llegada de inmigrantes desde otras partes del mundo. Entre los años 2004 y 2007 se produjeron las mayores cifras de llegada de personas extranjeras a nuestro territorio histórico, contribuyendo a un cambio social de amplio alcance. Bizkaia no es la misma que hace diez o quince años, en buena medida debido al fenómeno de la inmigración. Los retos de la inclusión social, participación y convivencia intercultural son de primera magnitud.
Esta realidad constituyó una auténtica llamada para la Compañía de Jesús. Se elaboró un profundo análisis de la realidad y se decidió abrir un centro para la intervención social en el ámbito migratorio. Así nació la Fundación Social Ignacio Ellacuria.
La elección del nombre no fue producto de la casualidad. Ignacio Ellacuria fue un jesuita nacido en Portugalete (1930) que dedicó su vida al trabajo por la justicia social, la paz y la convivencia en El Salvador, país cuya nacionalidad adoptó. Este compromiso – intelectual, ético y político- condujo finalmente a su asesinato por el ejército salvadoreño en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, junto con otros cinco jesuitas y dos colaboradoras, en la universidad UCA de El Salvador.
El legado intelectual de Ellacuria es inmenso. De él destacamos algunos rasgos que nos han ayudado en nuestro camino. En nuestra entidad llevamos con orgullo y responsabilidad el nombre de Ignacio Ellacuria. Su figura es una inspiración. Su recorrido representa una síntesis entre la encarnación en los sufrimientos y la vida cotidiana de la gente, y la capacidad de construir un discurso y un posicionamiento con impacto estructural. En esa misma encrucijada es donde nos gustaría estar como fundación.
La figura de Ignacio Ellacuria, fuente de inspiración para nuestro trabajo
Ignacio Ellacuria dejó una obra filosófica original y monumental. El eco de su pensamiento y vida, 26 años después de su asesinato, se hace presente en numerosos movimientos que trabajan por la justicia social. Queremos rescatar someramente algunos de sus intuiciones que iluminan nuestro camino. Hoy tratamos de actualizarlos en el ámbito de las migraciones.
“Hacerse cargo de la realidad, cargar con la realidad, encargarse de la realidad”
Esta máxima de Ellacuría nos invita a tres momentos diferenciados en nuestro trabajo por la transformación social. Hay un primer momento – el intelectual- que implica conocer la realidad con toda nuestra capacidad e instrumentos críticos. Eso es “hacerse cargo de la realidad”. Un segundo momento, “cargar con la realidad”, constituye en espacio de la ética, donde hacemos un juicio sobre la realidad y las consecuencias que ésta tiene para la gente más humilde. Por que el pensamiento de Ellacuria no brota de los libros, brota de la vida y de los encuentros con las personas que más sufren. Es un conocimiento que nace de la razón, pero pasa por el corazón. Finalmente, al momento ético le sigue el momento práctico, de la acción: “encargarse de la realidad”. Esta acción es transformadora – liberadora, dirá él- partiendo del convencimiento de que la realidad no está acabada ni cerrada, sino que encierra dentro de sí posibilidades para una mayor humanización.
El trabajo de la Fundación Ellacuria nace precisamente de un análisis honesto y riguroso de la realidad, un análisis que se completa y enriquece en la vida cotidiana del acompañamiento a las personas migrantes – en sus sufrimientos, sus alegrías, sus deseos de contribuir a la sociedad. Y termina proponiendo pautas concretas para la acción que buscan transformar nuestra realidad, para hacerla más humana y hospitalaria, especialmente para “el otro vulnerable”.
Crítica y trabajo contra la “ideologización”, como proceso negador de lo real, que legitima y justifica el estado de cosas presente.
Ignacio Ellacuria dedica buena parte de su trabajo intelectual a desmontar lo que el llama “ideologizaciones”, que no son otra cosa que ocultamientos de la realidad. Estos pretender naturalizar procesos de exclusión social y legitimar el estado de las cosas, para que no cambie.
En el ámbito de nuestro trabajo asistimos constantemente a la distorsión de la realidad sobre las personas migrantes. En muchos países europeos se constata la emergencia de los populismos xenófobos, erigidos sobre falsas asociaciones. Se produce una construcción de la persona migrante como amenaza y como chivo expiatorio, ante una situación social que no ofrece seguridad ni perspectiva a muchas personas. El modo que Europa y sus estados están tratando la cuestión de las personas refugiadas es ejemplo elocuente de dicha situación.
Nuestra sociedad no es ajena a esa dinámica de discursos que desfiguran y deshumanizan a las personas inmigrantes. Estos mecanismos justifican y naturalizan procesos de exclusión y de vulneración de los derechos básicos. Los inmigrantes no son solo los que están abajo, sino que son los que están “afuera” del “nosotros”. Esto parece justificar políticas que refuerzan la exclusión. Es parte de nuestra labor generar espacios de encuentro auténtico entre personas y colectivos, donde sea posible retirar las máscaras que velan la realidad. De ese modo, podemos conocer de primera mano la vida de las personas, creando vínculos de solidaridad compartida.
Las buenas noticias son posibles.
En un mundo que anhela desesperadamente buenas noticias, la realidad histórica nos es presentada como inmutable y predeterminada. Sin embargo, el trabajo sobre la realidad genera esperanza, porque muestra que es posible otro modo de hacer las cosas. Aquel que conduce a una mayor humanización.
Nuestra acción busca mostrar que la convivencia intercultural es posible. Que la exclusión no tiene la última palabra. A través de experiencias concretas asistimos cada día a la creación de vínculos entre diferentes, a la gestión de los conflictos de forma constructiva, a la negociación de ámbitos comunes de convivencia. La actividad de la fundación quiere ser fuente de “buenas noticias”, en un contexto en que la inmigración se asocia a “problema”.
La fuerza de la sociedad civil organizada
En su empeño por promover la convivencia, la paz y el entendimiento, en un contexto de guerra sangrienta en El Salvador, Ignacio Ellacuría apostó por fortalecer el espacio de la sociedad civil y su protagonismo, como tercer espacio ante los actores armados, que constituían polos irreconciliables. Es la sociedad la que empuja a los extremos a entenderse y dialogar.
De modo análogo, nuestro trabajo apuesta por el fortalecimiento de las organizaciones y las estructuras propias de los colectivos de inmigrantes, como mecanismo para participar plenamente en la sociedad. Estas organizaciones sociales son las que contribuyen a la acogida e integración, y apoyan las dinámicas de convivencia, haciendo de mediadoras entre las personas migrantes y las instituciones sociales y públicas de las sociedades de acogida.
Mirando adelante
Ciertamente, Ignacio Ellacuria no volcó su actividad y pensamiento en la cuestión migratoria, por el momento histórico que le tocó vivir. Quizá hoy sería de otra manera, teniendo en cuenta la relevancia que el fenómeno ha tomado (también en Centroamérica), como consecuencia de dinámicas globales de exclusión.
Sin embargo, nuestra tarea concreta en el terreno de la convivencia intercultural se inspira en varias de las intuiciones centrales del jesuita vasco-salvadoreño. Nuestro trabajo a la luz de las nuevas realidades y situaciones que configuran hoy nuestra sociedad se ve hondamente influido y enriquecido por ellas.
En este décimo aniversario de la Fundación Social Ignacio Ellacuría deseamos reivindicar la persona y trayectoria de quien nos da el nombre, y actualizar y proyectar al futuro su legado desde la realidad concreta de la inmigración y sus protagonistas. Ojala acertemos a desplegar todo esta caudal de imaginación y compromiso en los años venideros.
(Puedes ver el programa de actividades que hemos preparado para este aniversario aquí.)