Fiesta del Gran Magal de Touba Saioa Bilbao
Fortalecimiento Asociativo
Fundación Ellacuría
El día 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, los compañeros de “Subulu Salam” celebraron en el auditorio de Arrupe Etxea la fiesta del “Gran Magal de Tuba”, que venía celebrándose desde dos días antes en su país natal, Senegal. Para comprender un poco el significado de esta celebración señalaremos brevemente algunos datos sobre su historia.
Cerca del 90% de la población senegalesa es de confesión musulmana. La islamización del país data del siglo XI. La aparición del cristianismo es mucho más reciente. Está presente también el animismo, que ha influido también, en las otras religiones. La particularidad de la religión musulmana en Senegal es la existencia de importantes cofradías, siendo las principales la Qadria, la Tidjania y la Mouridia.
La cofradía mouride tiene como fundador a Amadou Bamba Mbacké (1853-1927), nacido en Mbacké-Baol, hijo y nieto de marabouts de renombre. Las autoridades coloniales le deportaron a Gabón (1895-1902) y después a Mauritania (1903-1907); y finalmente se le asignó residencia en Tiéyène en el Djolof, antes de autorizarle, en 1912, a establecerse en Diourbel donde murió. Cada año se celebra en Touba (cuya mezquita es la más grande de todo el oeste de Africa) el Magal, en conmemoración de la salida al exilio de Amadou Bamba. Su primogénito, Mouhamadou Moustapha fue el primer califa y después le sucedieron Falilou, Abdoul Ahad, Abdou Khadre y Serigne Saliou Mbacké, el califa actual. El muridismo está marcado por su carácter africano (senegalés). El Mouride (de “mourit”, aspirante) debe consagrarse a su marabout; la importancia que se le concede al trabajo, ha permitido, a través de los Talibés, acondicionar para el cultivo grandes extensiones de terreno en el país.
La celebración en Arrupe Etxea comenzó a las 10.00 de la mañana. En un principio se acercaron unos cincuenta compañeros senegaleses, aunque a medida que avanzaba el día el número de personas que compartieron la fiesta ascendía considerablemente, llegando a ser un total de alrededor de noventa personas. Según nos contaban los propios protagonistas en Bizkaia son un total de trescientas personas las simpatizantes con su religión.
En cuanto llegaron comenzaron a preparar y ordenar los espacios acorde a sus actividades. Dentro de la sala desplegaron tres alfombras de gran capacidad, una mesa donde podían hacerse con una copia del Corán y otra mesita donde iban registrando a las personas que se unían a la celebración. En la salita o pasillo de fuera montaron muy cuidadosamente todos los untesílios necesarios para la preparación de su café (que se tomaría a lo largo de la jornada). Un café especial que estos mismos compran en países vecinos como Guinea, se trata de un café aromático elaborado con frutos de allí. La preparación del mismo requiere de un rito particular. También disponían de aperitivos, fruta, refrescos, incluso pastas compradas especialmente para las personas que tuvimos el placer de acercarnos.
Es destacable la gran capacidad y sentido de la organización que estas personas disponen, al igual que una inmensa amabilidad con el resto de personas inexplicable con palabras, que de algún modo puede llegar a abrumar. La verdad es que se esmeraron mucho en complacer con sus comidas y bebidas, así como en compartir sus rituales con nosotros/as, y este gesto es ciertamente de agradecer.
Siguiendo con las actividades, desde un principio comenzaron con sus oraciones una vez realizados los ritos oportunos para ello (limpieza, descalzarse etc.). El Corán lo leen únicamente los que están capacitados para ello, es decir, las personas que conocen el árabe y que realmente pueden recrearlo correctamente, puesto que es un “delito” recitarlo mal dando lugar a malas interpretaciones del mismo. Por esta razón, mientras algunos lo leían otros permanecían sentados escuchando y manejando una especie de rosario entre las manos.
Después de recitar el Corán unas siete veces, casi todos hicieron una parada para comer. Entre tanto nos juntamos compañeros/as de Arrupe Etxea para conocer más de cerca el significado de tal celebración, de manera que, en torno a una mesita que nos prepararon los propios protagonistas (llena de bebidas y aperitivos) pudimos charlar un rato con dos compañeros senegaleses que con mucha disponibilidad trataron de comunicarnos la historia, creencias y razonamiento de las mismas.
Durante esta charla y aprovechando el día que nos acontecía (el de la mujer trabajadora), tuvimos la oportunidad de saber qué papel jugaban las mujeres senegalesas en esa celebración. Las mujeres también oran, aunque siempre situadas detrás de los hombres. La razón principal de esto es que según los hombres éstas son atractivas y en caso de tenerlas delante en las oraciones pueden distraerlos. También ésta es la razón por la que ellas deben entrar tapadas hasta las muñecas, los tobillos y el pelo oculto. Poco después llegaron cuatro mujeres senegalesas residentes en Markina. Era espectacular la elegancia que mostraban, con sus coloridos vestidos, accesorios de oro, maquillaje, en definitiva mostrando gran elegancia. Como la costumbre lo exige se sentaron detrás de todos los hombres, pero recibiendo continuamente un trato exquisito por parte de sus compañeros.
A partir de las 17:30 aproximadamente comenzaron a cantar en círculo algunas canciones en las que el argumento principal era la idea de un único Dios, de manera que lo alababan. Según los compañeros estas canciones les provocaban un sentimiento de emoción profundo.
Durante la celebración hubo gente que se acercó interesada a conocer de qué se trataba. Entre estas encontramos a personas de Harresiak Apurtuz, Médicos del Mundo, Mujeres del Mundo, alguna persona que conocía a algún compañero senegales, conocidos/as nuestros y como apuntábamos anteriormente compañeros/as de Arrupe Etxea; de Alboan, La Curia…Todas las personas que se acercaron mostraron su gratitud de poder estar presentes en un acontecimiento como este.
La fiesta continuó hasta aproximadamente las tres de la madrugada (en Senegal esta fiesta se celebra hasta el alba). A última hora se podían contabilizar unas trescientas personas. Todas ellas se mostraron muy agradecidas de poder celebrar este acto tan importante para ellos en una sala de la casa y valoraron muy positivamente el día.
Por parte del Centro Ellacuría también estamos muy agradecidos de poder compartir un día como ese con estos compañeros y de esta manera poder ampliar nuestros conocimientos conociendo mejor a nuestros compañeros/as senegaleses. Un acto ejemplar del que partir para esta convivencia entre culturas y religiones existentes en nuestra diversa sociedad. Por todo esto, queremos agradecer tanto a Subulu Salam como a los compañeros/as de Arrupe Etxea por hacer posible un día tan especial como este.
Doy a las gracias Cheikh Ahmadou bamba para enseñarme convivir con paz y amor