Deportaciones en Rabat
Marruecos deporta refugiados políticos,
España calla o aprueba.
– O la rabia y el miedo por lo que les haya podido pasar a Jef, Alí, Teresa y sus amigas y amigos –
Patxi de la Fuente, bilbaíno, se ha asomado al mundo de las migraciones en varias momentos de su trayectoria, llegando a compartir vida con ellos y ellas en Italia y a ambos lados del estrecho. Durante el pasado otoño recorrió la frontera sur europea y de la mano de muchos amigos y amigas que trabajan a favor de la dignidad de este nuevo colectivo de exclusión llegó hasta Rabat, donde conoció a un grupo de subsaharianos en el barrio de Takaddoum. Actualmente forma parte de área de migraciones del Centro Ellacuria.
El pasado 23 de diciembre, como ya ocurriera en 2005, la policía marroquí deportó a más de 350 personas subsaharianas, muchas de ellas con estatuto de refugiado político o de solicitante de asilo, hasta la frontera con Argelia obligándolas a permanecer en la tierra de nadie.
Recibí la noticia con preocupación. En octubre del 2006 cuando realizaba un “viaje-peregrinación” hacia la frontera sur de Europa, había llegado a Rabat y compartido algunas semanas con los refugiados políticos de Costa de Marfil que viven allí. Viví en su casa en el barrio popular de Hay Nahda y cruzaba cada día las estrechas calles del aún más grande y pobre barrio de Takaddoum. En nuestra casa vivíamos 15 personas. Teníamos suerte porque recibían alguna y la casa era bastante nueva y se podía tener limpia y ordenada. Se cocinaba en un campingas. Se comía de la cazuela común sentados en el suelo y no había más muebles que las esterillas de cada uno para dormir. Pero teníamos un baño y una ducha. Las ayudas solo durarían hasta final de mes, por lo que después deberían buscar otro sitio. En peor situación se encontraban otros compañeros de desventura, solicitantes de asilo, en el vecino barrio de Takaddoum. Un día me invitaron a su casa para explicarme su situación. En un piso viejo, de 3 habitaciones y con una única ventana vivían 65 personas. Tenían un minúsculo retrete en la escalera y cocinaban en el pequeño pasillo. No había sitio para poder tumbarse todos, por lo que dormían a turnos. A menudo enfermaban por las escasas condiciones sanitarias pero en los hospitales públicos los atendían por últimos porque eran negros y sin papeles.
Y es que aunque Marruecos firmó y ratificó la convención de Ginebra, no tiene una oficina de refugiados. La tramitación de las solicitudes y los reconocimientos los hace ACNUR pero el gobierno marroquí no les entrega el documento de identidad. Sin documentos, tienen que vivir de la mendicidad y de las sobras de los mercados, que en Marruecos son casi inexistentes. Algunos trabajan como zapateros o peluqueros para la misma comunidad subsahariana. Si encuentran trabajo lo hacen todo el día por un salario cercano a un euro.
Tienen miedo a salir por las noches porque en ocasiones la policía los detiene arbitrariamente y en algunos casos los envía a Oujda, a la frontera con Argelia o les rompe los papeles de refugiado.
Por eso la noticia de la deportación del 23 de diciembre era un chaparrón sobre mojado.
Así lo describía el comunicado de la red “caravana”:
“En la madrugada del día veintitrés, a las cuatro de la mañana, cientos de militares entran por sorpresa en los barrios de Hay Nahda y Takaddoum, en Rabat. Sorprenden a inmigrantes, demandantes de asilo y refugiados durmiendo. Entran en las casas rompiendo las puertas y sacan de las camas a hombres, mujeres, niños y niñas, bebés y enfermos. No toman en cuenta los papeles que algunos subsaharianos les muestran indicándoles que son residentes legales en territorio marroquí, tampoco tienen en cuenta a las mujeres embarazadas o a los menores. Todo ciudadano o ciudadana procedente de África es embarcado en seis autobuses, donde se hacinan un número de aproximadamente cuatrocientas personas. Sin recibir asistencia de ningún tipo y ni mucho menos alimento, ni soporte jurídico, les llevan hasta la frontera con Argelia, donde se viven momentos de mucha tensión, cuando los soldados argelinos ven cómo cientos de inmigrantes son obligados a punta de fusil marroquí a atravesar la frontera. En esos momentos los argelinos comienzan a disparar al aire y los inmigrantes, demandantes de asilo y refugiados se ven en un fuego cruzado que les hace caer víctimas del pánico.”
Similar es la denuncia realizada por Attac Marruecos y el comunicado del 27 de diciembre en Madrid de CEAR y SOS Racismo.
Pude contactar telefónicamente alguno de los amigos. Habían tenido suerte pero estaban escondidos y con miedo. Pero se habían llevado unas 30 personas de su grupo. En los días posteriores algunos refugiados políticos con papeles junto con voluntarios de la asociación Elín se acercaron a Oujda. Nos contaron que la gente se encontraba en las tierras cercanas a la frontera, protegiéndose con unos plásticos y algunas mantas que han distribuido Médicos sin Frontera. Algunas mujeres con niños pequeños y otras que han sido violadas se estaban refugiadas en una parroquia de Oujda.
Jellour Araj, miembro de la ONG Homme et Développement nos dijo que cientos de personas se escondían en el campus universitario y los bosques colindantes. Algunas personas que habían intentado acercarse a la estación de autobuses habían sido detenidas por la policía y llevadas nuevamente a la frontera.
En medio del caos son varias las denuncias de desapariciones, malos tratos y abusos sexuales.
Por desgracia queda patente la incapacidad de ACNUR para proteger los derechos humanos de demandantes de asilo y refugiados en Marruecos y la negativa del gobierno marroquí a reconocer el estatuto jurídico de ACNUR, que es en general tolerado por las autoridades pero al que no se le da reconocimiento jurídico y en algunos casos es flagrantemente violado.
Esta brutalidad y arbitrariedad pone a cualquiera la carne de gallina, pero para mí hay algo aún peor: la complicidad del Gobierno de España y el silencio de los medios de comunicación. Porque estas actuaciones se justifican por los acuerdos sobre control de la inmigración o al menos se llevan a cabo sabiendo que en la actual coyuntura nadie dirá nada.
Según declaraciones a los medios del Gobernador de la provincia de Rabat el pasado día 24, se trata de una operación realizada en el marco de los “compromisos contraídos por Marruecos” durante la Conferencia Gubernamental Euro-Africana que se celebró en Rabat en julio pasado.
En cuanto a los medios de prensa del estado español hay que tener en cuenta que la deportación se realizó en las vísperas de navidad, cuando la mayoría de los corresponsales se encontraban de vacaciones. Solo ABC, Gara y El Mundo recogieron la noticia. Así como la crónica de Luís de Vega del ABC se aproxima a las informaciones expuestas en este documento de la noticia del diario El Mundo, más tendríamos que hablar de manipulación porque los inmigrantes y refugiados se convierten en una red de preparación de tentativas de inmigración clandestina (sic) y la noticia se une con una detención efectuada por la Guardía Civil. Estos son algunos de los párrafos más significativos:
RABAT. – Las autoridades marroquíes detuvieron ayer a 238 subsaharianos acusados de preparar tentativas de inmigración clandestina, que fueron luego traslados en autobuses a Uxda (este de Marruecos) para ser expulsados a Argelia, según informó a Efe una asociación de apoyo a los inmigrantes sin papeles.[…]
Por otra parte, y ya en nuestro país, la Guardia Civil localizó ayer a un asiático oculto en el doble fondo de un vehículo conducido por un ciudadano marroquí cuando intentaba cruzar la frontera entre Melilla y Marruecos.[…]
El comunicado del 27 de diciembre de CEAR y SOS Racismo solo fue recogido por Gara, Diario de Navarra y La verdad de Murcia, mientras que fue ignorado por los diarios de tirada estatal. Por eso me ha costado elegir un título para esta información. Los hechos son muy graves y duelen pero el silencio crea impotencia y rabia. Y es difícil convivir con esta rabia sin darle una salida. Para mi ésta podría ser seguir cuidando la relación con estos amigos y tratar de construir con vosotros una red de apoyo aquí para que próximos episodios como éste no queden en el olvido.