GAUEAN es un proyecto que llega al colegio Jesuitak – Indautxu de mano de la Fundación Ellacuría.
Durante los meses fríos, Y hasta la primavera, 4 ó 5 jóvenes migrantes que están en situación de calle son acogidos por la noche en un local habilitado hasta este curso en la parroquia de Uretamendi, en Bilbao.
Suelen ser chicos magrebíes que rondan los 20 años. Normalmente están siguiendo un proceso de formación con el acompañamiento de alguna organización y están a la espera de conseguir los papeles para tener derecho a recibir una primera ayuda. En cuanto esto ocurre, salen del proyecto y suelen ir a vivir de alquiler con otros jóvenes. Estos JENAS (Jóvenes Extranjeros No Acompañados) pasan el día en los centros formativos, comen en dichos centros o en servicios como Franciscanos, pasan la tarde ligados a asociaciones o en la calle sin más, y a las 9 se recogen para descansa
El voluntario o voluntaria que duerme con ellos (habitualmente dos personas) se encuentran con ellos en la entrada del colegio, abre las puertas, charla y comparte cena. La mayor parte de voluntarios traen algo para cenar (los usuarios suelen ser musulmanes, dato que hay que tener en cuenta a la hora de preparar los menús). Enseguida nos ponemos en contacto con el comedor del colegio y con Josu, nuestro cocinero, que se muestran encantados de colaborar con esta iniciativa. La cena termina con un rato de conversación o algún juego de mesa, y los chicos suelen ir pronto a dormir (suelen estar muy cansados de estar todo el día fuera). Por la mañana, a la hora que acordemos con ellos se levantan, se asean, desayunan y salen a la calle, normalmente a comenzar las clases en el centro en el que estén recibiendo formación.
Es una experiencia novedosa en el colegio, y muy impactante y enriquecedora para los voluntarios y voluntarias que participan en ella: monitores del colegio, educadores, algunos alumnado (siempre acompañados), ex-alumnos y voluntariado de la Fundación Ellacuría.
Testimonios:
Mi nombre es Laura, y hace ya más de dos años un buen amigo jesuita me propuso compartir con él la experiencia de acompañar a estos cuatro menores durante una noche dentro del programa GAUEAN. Fue una experiencia muy bonita porque de algún modo sentí que se me abrían los ojos hacia una realidad conocida desde la distancia. Conocer la realidad de cerca, supone sensibilizarse y comprender muchas cosas, pero fundamentalmente cambiar la mirada.
Como hemos dicho, Este año GAUEAN ha entrado en nuestro colegio, y ha sido muy fácil animarse a participar en el programa. Después de unas cuantas noches de charlas y de momentos compartidos con los chicos y con algún compañero más de trabajo al que he arrastrado hasta allí, me he sentido en la obligación de dar la oportunidad que a mí me dieron en su día de vivir la experiencia. Era una cuestión de agradecimiento. Así que un día en clase, con alumnos de segundo de bachiller, surgió la posibilidad de contar el proyecto, y no desaproveché la oportunidad de invitarles a participar.
Es en este momento cuando aparece Irati en escena. Nada más cumplir los dieciocho años, se animó a venir conmigo.
Para mi significó devolver lo que yo había recibido, permitiendo que otra persona se enriqueciera de la misma forma en la que me había sucedido a mí.
Por todo eso… Gracias Yousseff, Abbdul, Yassim… e Irati !!!!
Hola! Soy Irati, la otra parte de esta historia compartida.
Este año, como otros muchos, hemos celebrado en el colegio el TPH (Tiempo para la Paz y la Hospitalidad). A las 12 del primer día de esta actividad en cada clase leímos un texto dedicado a ello. En mi caso lo leyó Laura, ya que estábamos en clase de Química. Al acabar las líneas, nos puso ejemplos de cómo podíamos ayudar y uno de ellos fue “GAUEAN”.
Yo estaba en primera fila y le dije a mi amiga Olatz que parecía una experiencia muy guay. Laura me escuchó y nos pusimos a hablar de ello. Al acabar la clase, Laura se me acercóy me dijo que podía ir con ella algún día. Yo se lo agradecí muchísimo, pero también le dije que pensaba que era una experiencia un poco fuerte por ver tan de cerca a personas que viven sin recursos.
Al de un tiempo, Laura vino y me dijo que en unos días ella iba y que contaba conmigo. He de decir que yo iba a decirle que no porque me daba un poco de respeto esa actividad, pero Laura estaba convencida de que me iba a gustar, así que al final accedí.
Cuando fuimos estuvimos hablando con ellos, vimos una peli y pude ver que eran chicos súper majos y simpáticos y que todo el rato estaban sonrientes. Eso me hizo pensar mucho, porque a pesar de haber tenido una vida muy difícil no perdían la ilusión y las ganas por hacer las cosas.
Creo que esta actividad te hace cambiar la forma de mirar a tu alrededor y también pienso que es una experiencia que debería hacer todo el mundo, ya que la ayuda que das es muy grande pero lo que ganas tú también lo es.
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