La gestión de la interculturalidad es uno de los desafíos más importantes para la nueva sociedad de la inmigración. La convergencia de una abanico tan grande de identidades culturales en un mismo espacio geográfico y político demanda de los actores sociales respuestas audaces de tal manera que la diversidad se entienda como una riqueza y no como un obstáculo que pueda entorpecer el curso normal de la vida de los hombre y las mujeres que conviven en un mismo espacio vital. La Fundación Social Ignacio Ellacuría ha invitado recientemente a Bruno Kaimwa y Diego García para compartir, desde sus propias identidades culturales, lo que ha significado el encuentro con la cultura europea y en concreto con la cultura e identidades del País Vasco. A ellos les hemos planteado estas preguntas para su compartir. ¿Cómo ha sido mi experiencia de encuentro INTERCULTURAL? Esa relación o encuentro, ¿cómo ha afectado mi propia identidad? ¿Mi identidad se ha visto enriquecida o disminuida en este proceso de encuentro? ¿En qué aspectos? Bruno Kaimwa (congoleño). Hace año y medio vino a Europa para realizar un master en la Universidad de Deusto y en la Universidad de Palermo (Italia). Bruno describe así su encuentro con la cultura europea. ¿Cómo ha sido mi experiencia de encuentro INTERCULTURAL? Hay tres ámbitos de la vida que, aunque parezcan triviales, han afectado e interpelado mi vida y me han hecho sentir en un espacio que no es el mío. Estos son la comida, la ropa y las ideas. En primer lugar la comida: la gente con quien yo vivía y me relacionaba no estaba preparada para reconocer lo que yo quería o tenía que comer, les impresionaban ciertos alimentos y llegaban a decirme que no comiera eso o aquello. La forma de cocinar también generó algunos desencuentros pues a mis compañeros les parecía inadecuada la forma como yo lo hacía y me daban indicaciones de cómo lo debía hacer. Un aspecto complejo era la compra. En los mercados encontraba pocas cosas típicas de África aunque en Bilbao la situación, con relación a Italia, es un poco mejor pues en los supermercados cada vez encuentro más comidas tropicales aunque los autóctonos no las conozcan suficientemente. Las personas muestran curiosidad al ver qué voy a comer y cómo lo voy a preparar, pero detrás de eso hay un desconocimiento de la dieta africana, por ejemplo, no ven cómo nos podemos comer unos plátanos con cacahuetes. Pero, nosotros, sabemos manejar la dieta y podemos definir qué comer para estar bien alimentados y con buena salud. No es que tenga problemas con la dieta del País Vasco, simplemente, en algunos momentos, me apetece comer productos típicos de mi país. Estos encuentros y desencuentros me han servido también para comprender como se cocina aquí y no hacer escándalo.Con respecto a la ropa puedo decir que es el aspecto menos duro. En los aeropuertos y en la calle la gente manifiesta su curiosidad por la ropa que llevo, por las camisas de colores alegres y vistosos, incluso se acercan a preguntarme de dónde es la ropa y si se puede comprar en alguna tienda de Bilbao. Confieso que me agradaba que valoraran positivamente nuestra forma de vestir, sin embargo, también hubo gente que me insinuó que tenía que cambiar mi forma de vestir para ser más acorde con la cultura europea. El tercer ámbito, el de las ideas, es un poco más complejo. El punto de vista del Sur es difícilmente reconocido por la comunidad científica del Norte. Por ejemplo, si estoy citando un autor que no se conoce en el espacio europeo, aunque la argumentación sea sólida, hay problemas para su aceptación. Hay un punto de vista que domina – el del Norte – y la reflexión debe ir por este camino que es el conocido. Yo creo que hay que insistir en que no hay un solo punto de vista, hay otras teorías que provienen del Sur, que intentan explicar la realidad que vivimos en el mundo y tienen gran validez, no obstante, es difícil convencer al ámbito cultural y académico de Europa porque los autores del Sur no se conocen y reconocen en el norte. Otro aspecto que me ha llamado la atención es la diferente valoración que se tiene sobre si una persona es educada o no. Se suele decir “es un chico bien educado” o “es un chico mal educado”, sin embargo, si no se conoce la cultura de una persona no se puede decir que es mal educado cuando hace una cosa distinta. Hay costumbres africanas que no se comprenden y aquí se interpretan como un comportamiento inadecuado. Con un ejemplo se puede ilustrar la afirmación anterior: en África, un niño bien educado nunca miraría a los ojos a un adulto cuando éste le habla, tiene que mantener una actitud de escucha atenta pero sin mirar a los ojos. Sin embargo, aquí, se entendería como una actitud de despreocupación por lo que le dice el adulto. Esa relación o encuentro, ¿cómo ha afectado mi propia identidad? El encuentro con la cultura europea ha interpelado mi comportamiento en dos niveles. Me ha permitido hacer un inventario de los valores que tengo y que, de alguna manera, no conocía o percibía con claridad cuando vivía en mi país. También me ha permitido detectar los puntos en los cuales no puedo hacer concesión porque afectaría mis valores y los puntos en cuáles debo trabajar porque son una riqueza, por ejemplo, la relación de género. Me he dado cuenta que vengo de una sociedad machista, tenía las teorías de la equidad de género en la cabeza pero hay diferencia entre éstas y la práctica. ¿Mi identidad se ha visto enriquecida o disminuida en este proceso de encuentro? ¿En qué aspectos? Al confrontar las dos culturas, la vasca y la congoleña, mi identidad se ha enriquecido porque ahora tengo la capacidad de ver y valorar los elementos constitutivos de mi cultura y me permite ver las cosas buenas que hay aquí y que yo […]
COMUNICADO DE LOS JESUITAS DE HAITI Nosotros, Jesuitas, trabajando en Haití en diversos espacios, somos testigos del drama diario que viven millones de nuestras hermanas y hermanos haitianos. Como Yahvé en el desierto, nosotros vemos la miseria de nuestro pueblo y escuchamos sus gritos: “Yo soy Yahvé, tu Dios. Yo vi la miseria y oí tu grito. Yo sé de tus angustias. La vida es lo que yo quiero para ti y no la muerte. ¿Pero quién va a libertarte? En el pasado, Moisés fue mi mensajero enviado para liberarlos y sacarlos de la esclavitud de Egipto. En mi Nombre, él los llevó a una tierra que mana leche y miel (Ex. 3,7-12)”. La miseria de nuestro pueblo: Millones de haitianos y haitianas son víctimas del alza vertiginosa y permanente de los precios de los productos de primera necesidad y no satisfacen las necesidades más esenciales, en particular el alimento. La disminución de la producción nacional en todos los sectores de la economía lleva al hambre y a la desnutrición total. El empobrecimiento vergonzoso e intolerable de nuestras poblaciones urbanas y rurales. El aumento de la inseguridad, especialmente el resurgimiento con fuerza del fenómeno del secuestro y la desesperanza de los jóvenes. Nuestra nación está sumergida en la vergüenza y la desesperanza con su soberanía arrodillada y la mayor parte de la población viviendo en condiciones inhumanas. La miseria de nuestro pueblo es igualmente: La incapacidad total de la mayoría de nuestros gobernantes para enfrentar los problemas fundamentales de la sociedad La ausencia total de una oposición política constructiva que controle y estimule la acción gubernamental en beneficio de la nación La aniquilación total de la función política del Parlamento, que ha procedido de manera deshonesta tal como las “ollas de vino”, la corrupción, etc. La irresponsabilidad de la comunidad internacional, particularmente de los países llamados amigos de Haití, de las instituciones financieras internacionales (el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, etc.), que no han cumplido su promesa a Haití, asistiendo cínicamente al descenso a los infiernos de la sociedad haitiana. El pueblo haitiano es un pueblo valeroso y, siéndolo, esta vez ya no es capaz. Torturado por la miseria, grita. Su grito se convierte en llamada. El grito del pueblo hoy: Miles de jóvenes deambulan por las calles para manifestar que ya no pueden más, exigiendo a los políticos, que asuman su responsabilidad. Millones de desempleados, torturados por el hambre, gritan su rabia por las calles de Puerto-Au-príncipe y por las ciudades de provincia. Padres y madres de familia pasan varios días sin poder comer y gritan su miseria en las manifestaciones de la calle… Niños demacrados de las villas miseria y del campo gritan todos los días porque no encuentran nada que comer y no tienen futuro. Llama, grita, nunca baja los brazos. ¡Oh tu, pueblo valeroso! Te toca ayudarme para ayudarte. Contigo yo puedo hacer mucho. Sin ti no lo lograré. Tu necesitas de mi, yo lo se. Yo soy tu Aliado irreemplazable, sin embargo, yo también tengo necesidad de ti, de tus gritos, de tu unidad, de tu experiencia de pueblo sufriente, de tu valor. Vamos a trabajar juntos. La victoria estará de nuestro lado, ya que luchamos por una causa justa. Tú conoces mi nombre: YO SOY EL DIOS DE LA VIDA Y NO DE LA MUERTE. Tú conoces mi Proyecto. Jesús de Nazaret lo expresó bien en el Cuarto Evangelio: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundantemente” (Jn. 10,10) Hemos sido interpelados fuertemente por esta situación intolerable e indignante que amenaza a nuestro país de caer nuevamente en un drama; nos sentimos profundamente unidos a este pueblo que sufre y sinceramente nos solidarizamos con las víctimas. Es por ello que, en nombre de nuestra fe cristiana y de nuestro compromiso como religiosos jesuitas, exhortamos con fuerza: A los responsables políticos: Al Presidente de la República a tomar rápidamente las decisiones políticas que se imponen para restablecer la confianza y la paz, a comprometerse a una reforma a fondo de las instituciones públicas, poniendo definitivamente el país en el camino del desarrollo. A las personalidades del Estado (Primer Ministro, Ministros, Secretarios de Estado y Directores generales, Senadores, Diputados, etc.) a corto plazo a elaborar y a llevar a cabo, en el tiempo más breve, un programa de emergencia (real y eficaz) para aliviar los sufrimientos de la población, y a largo plazo, utilizar los recursos intelectuales y la sabiduría, tanto de nacionales como de extranjeros, con el fin de poner por obra un verdadero plan de desarrollo nacional. A los partidos y las organizaciones políticas que asuman su responsabilidad de crítica y control de la acción gubernamental, ayudando en la búsqueda de soluciones adaptadas al drama que vive nuestra sociedad, participando eficazmente en la reforma del Estado para sacar a nuestro país de la vergüenza y el estancamiento. A los comerciantes, industriales, importadores, banqueros y otras fuerzas vivas de la nación a aportar su contribución para disminuir el sufrimiento de nuestros ciudadanos y conciudadanas, con el fin de tomar consciencia de la necesidad de actuar conjuntamente para ayudar a Haití a levantarse. A todos los componentes de la sociedad civil: religiosos-as, educadores, los estudiantes, responsables y miembros de asociaciones, sindicalistas y obreros, artesanos, pequeños comerciantes, agricultores etc. a ponernos de pie para buscar juntos las soluciones a los problemas de nuestro pueblo. A la comunidad internacional, especialmente a los países llamados amigos de Haití, a las instituciones financieras internacionales etc. a respetar sus compromisos con Haití, teniendo en cuenta sus numerosas promesas de cooperación para ayudar efectivamente al país a salir del fango. ¡Oh pueblo haitiano! Continúa a llamar, a gritar y a convocar a aquéllos que has escogido para servirte. Tu fuerza será la no violencia organizada y sostenida. La violencia nunca es eficaz. Tu me llamas. Sí, yo estaré contigo y en ti por el poder de mi Espíritu. P. Pérard Monestime, sj, P. Dérino de Sainfariste sj P. Kawas François, sj, […]
ANALISIS DE ACTUALIDAD – ABRIL NUEVAS IMÁGENES DE MISIÓN El V Centenario del Nacimiento de San Francisco Javier generó un sinnúmero de actividades religiosas, culturales, académicas y sociales con un impacto importante para la sociedad y en la Iglesia. Desde nuestra plataforma queremos hacer eco de las Jornadas Regreso y Encuentro: misión y compromiso por la vida digna y la justicia, organizadas por la Provincia de Loyola, Alboan y la Universidad de Deusto, aprovechando el reciente lanzamiento del libro que recoge las reflexiones de dichas jornadas por parte de Ediciones Mensajero. En las jornadas, llevadas a cabo en Javier (Navarra), se reunió un grupo de personas provenientes de Asia, África, América y Europa para reflexionar, desde la experiencia, sobre el aporte que desde la misión se hace a la construcción de la vida digna y la justicia. Se expusieron más de 10 experiencias de trabajo con sindicatos, indígenas, sectores marginales de población urbana y de diálogo interreligioso, entre otras. Para la Fundación Ignacio Ellacuría resulta sugerente la ponencia de Michael Amaladoss, jesuita indio que trabaja en el Instituto para el diálogo con las culturas y las religiones en Chenai por lo que puede ayudar a pensar y, sobre todo, a integrar en el imaginario colectivo la variable del encuentro interreligioso como un elemento sustantivo de la sociedad inclusiva que soñamos. El texto que os proponemos aparece en la publicación “Nuevos horizontes para la Misión” de Ediciones Mensajero, páginas 19 – 31. San Francisco Javier, el primer misionero jesuita, nos dio un ejemplo de adaptación al decidir vestirse como un noble europeo cuando quiso dialogar con los monjes budistas de Japón. Los consideró como hombres cultivados comparados con los pobres pescadores de las costas de la India meridional. Este espíritu de adaptación echó raíz en Asia a través de Mateo Ricci y Roberto de Nobili. Este mes celebramos el 400 aniversario de la llegada de De Nobili a Madurai. El espíritu de adaptación no se ha extinguido y el encuentro entre el Cristianismo y otras culturas y religiones ha pasado por muchos cambios paradigmáticos en el siglo pasado, especialmente a raíz del Concilio Vaticano II. Las diversas experiencias de misión en Asia y en el mundo lo atestiguan. El jubileo nos brinda la ocasión no sólo de echar una mirada a la historia y al presente, sino también de soñar y planificar el futuro. Y sólo es posible hacerlo si tomamos conciencia de los diversos movimientos en el campo de la misión. Necesitamos también contextualizar nuestros sueños, aunque tengan un carácter dinámico. En primer lugar, pues, voy a tratar los diversos cambios paradigmáticos que se han dado en la práctica y en la reflexión de la misión. El tiempo limitado a mi disposición no me permite presentar, en todos los casos, el telón de fondo teológico completo. Luego reflexionaré sobre las tres interrogantes cruciales que han planteado los organizadores de este encuentro. Empiezo, pues, con los cambios paradigmáticos. Son cinco. De la Iglesia al Reino de Dios En el pasado, la finalidad de la misión solía definirse como la ‘implantación de la Iglesia’ – plantatio ecclesiae. La implantación a menudo consistía en el ‘trasplante’ de una iglesia europea con sus estructuras, doctrinas y rituales. Aun cuando los misioneros hubiesen podido adaptarse ellos mismos a la cultura y al contexto locales, no adaptaron a la Iglesia. En algunos casos hubo traducciones, pero nada más. Hoy, sin embargo, hemos tomado conciencia de que la misión tiene una finalidad doble: la edificación del Reino de Dios, y la edificación de la Iglesia como símbolo y servidor del Reino. La misión es fundamentalmente la misión de Dios. Es Dios quien envía a su Espíritu para compartir la vida de Dios con la humanidad y el mundo para hacer la unidad del universo (Ef. 1,10) y así “Dios lo será todo para todos” (1 Cor. 15:28). La Palabra y el Espíritu están presentes y activos en los pueblos, en sus culturas y religiones. El Verbo se encarnó en Jesús para llevar a plenitud este proyecto de reconciliación y comunión universales. El Reino es una realidad histórica, y al mismo tiempo dinámica. Al hablar de ello George Soares-Prabhu dice: Cuando la revelación del amor de Dios (el Reino) encuentra su adecuada respuesta en la aceptación confiada de ese amor de parte del hombre (arrepentimiento) empieza todo un extraordinario movimiento de liberación del ser humano y de la sociedad que se extiende por toda la historia humana. El movimiento genera libertad en la medida en que libera a cada individuo de las carencias y obsesiones que le atan. Fomenta la fraternidad universal porque los individuos libres se sienten capaces de interesarse por los demás en un verdadero espíritu comunitario. Y conduce a la justicia, porque insta a cada verdadera comunidad a adoptar estructuras justas en la sociedad que son las únicas en posibilitar libertad y sentido de solidaridad… Nos insta a una lucha incesante en contra de estructuras demoníacas que expresan una falta de libertad (psicológica y sociológica) erigidas por el dinero; y a una creatividad incesante que en cada era producirá nuevos proyectos más en sintonía con la visión humana del Evangelio. En los horizontes de la historia humana, como don que se nos ofrece y como desafío que nos cuestiona, está la visión de Jesús, visión de una sociedad nueva como una tarea inacabada, que nos llama a una permanente revolución (1). El Reino es operativo en toda la humanidad, en sus diversas culturas y religiones. La Iglesia es consciente de ser enviada por Jesús a ser símbolo y servidora del Reino. Está llamada a colaborar con otras religiones para seguir edificando el Reino. Las perspectivas del Reino siguen siendo los criterios para discernir dónde está el Espíritu de Dios activo en cualquier contexto determinado. Si hay personas que se sienten llamadas por Dios a ser discípulos de Jesús, los invitamos a unirse a la comunidad de la Iglesia en misión. Como dijo una Consulta teológica asiática: El Reino de Dios está, pues, universalmente presente y […]
ANÁLISIS DE ACTUALIDAD – MARZO 08 La noche del pasado 21 de febrero inició en todo el territorio del Estado la Campaña para las Elecciones Generales del 2008. Ciertamente, este proceso se da en medio de un clima político intenso que puede generar desorientación en la ciudadanía. Sin embargo, el objetivo de este tiempo de Campaña Electoral no debería ser otro que el del conocimiento y la la reflexión de los programas electorales, así como de su contraste con la situación social existente. Está en juego la construcción de una sociedad cada vez más inclusiva desde el reconocimiento de las diferencias, más comprometida con los colectivos más desfavorecidos, más capaz de convivencia, de paz y de reconciliación. Asuntos como el actual modelo autonómico, las relaciones entre la Iglesia, el Estado, y las minorías religiosas, las políticas educativas, la inversión en políticas sociales que sigue ocho puntos por debajo de la media europea, la experimentación biomédica, el reconocimiento de las parejas del mismo sexo y, obviamente, la situación económica, entre otros, forman un abanico que para los y las electores no resulta fácil de abordar. Pero hay un tema que está siendo instrumentalizado por la mayoría de los partidos: la inmigración. Las propuestas son de índole diversa y consideramos que conviene, para poder decantarnos por alguna de ellas, conocer más a fondo el fenómeno. Desde nuestra plataforma creemos que la nueva sociedad de la inmigración, con todo lo que ella demanda de diálogo intercultural e interreligioso y, sobre todo, de búsqueda de caminos para hacer viable una sociedad inclusiva, es una riqueza y una oportunidad en el contexto de un mundo cada vez más globalizado y de fronteras cada vez más difusas. El Servicio Jesuita a Migrantes, una iniciativa de la Compañía de Jesús para acompañar los procesos migratorios de personas, colectivos, y asociaciones de personas inmigradas, ha elaborado un interesante documento que ayuda a “desmitificar” el fenómeno de la inmigración que consideramos que es un interesante punto de vista para desentrañar el fondo de las diferentes propuestas que se presentan al electorado. El documento que ponemos en sus manos tiene un título muy provocativo: Inmigrantes, invasores o ciudadanos. Se trata de pasar de los tópicos o lugares comunes que surgen en los medios o en las conversaciones informales a un análisis profundo -sencillo en el lenguaje pero elaborado con rigor científico- que permita tomar en serio el fenómeno de la inmigración y elegir con responsabilidad política el mejor programa para gestionarlo. El documento presenta 14 tópicos sobre la inmigración a partir de la recurrente frase de “se dice…”. Cada tópico es acompañado de un análisis lo más realista posible y de propuestas verificables y posibles siempre y cuando la voluntad política acompañe. El punto de partida será el prejuicio generalizado de entender que hay una sociedad de acogida y una población inmigrante perfectamente distintas y diferenciadas. Esa distinción, dicen los autores, tiene cada día menos sentido, en beneficio de una noción de ciudadanía común. Otros documentos de interés Ofrecemos algunos documentos de reciente aparición que, creemos, pueden ser útiles a nuestros lectores a la hora de discernir su participación en la jornada electoral que se avecina en el Estado español. La Fundación Social Ignacio Ellacuría valora y respeta todas las opiniones contenidas en dichos textos sin que esto signifique que las suscriba. PASTORAL OBRERA DE LA DIÓCESIS DE BILBAO Materiales para las elecciones Versión en Castellano Versión en Euskera CRISTIANISME I JUSTICIA ¿Qué debería orientar nuestro voto?
ANALISIS DE ACTUALIDAD – ENERO EL FORO SOCIAL MUNDIAL UN ESPACIO PARA LA CONTRUCCIÓN DE UNA CIUDADANÍA INCLUSIVA En el año 2001, en las puertas del nuevo milenio, se daba comienzo a una de las experiencias más significativas en orden a la construcción de un mundo que no estuviese dominado por las fuerzas del capital y del consumo que preconizaba la ideología neoliberal. Las fuerzas vivas de una sociedad harta de la exclusión que genera la economía liberal de mercado se planteaba el reto de decir que OTRO MUNDO ES POSIBLE, un mundo en el que la solidaridad, la justicia, la equidad de género y entre generaciones sea una realidad. Surge, entonces, el Foro Social Mundial como “un espacio de convergencia para luchar contra el neoliberalismo, lo más amplio que se pueda imaginar. Su pluralismo, diversidad y transversalidad de género son elementos constitutivos; su carácter de angora para el intercambio de ideas y propuestas, constituyen su sustancia”. Desde aquél año estos encuentros se realizan coincidiendo con el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) en el que los líderes del capital se reúnen para debatir cómo mantener las dinámicas de crecimiento económico en las actuales sociedades. Dos encuentros que se llevan a cabo al mismo tiempo pero con objetivos totalmente opuestos. Este año se ha planteado una dinámica distinta para la realización del Foro. No se llevará a cabo un gran encuentro mundial sino que en su lugar se tendrá un día de Movilización y Acción Global en el que se espera que muchas personas nos unamos para marchar, protestar, celebrar y promocionar discusiones en pueblos, zonas rurales y centros urbanos y así demostrar que otro mundo es posible. La página Web www.wsf2008.net es la principal herramienta para la articulación de los participantes del Foro descentralizado de 2008. En Bilbao, la Coordinadora de ONG’s de Euskadi, bajo el lema “Contra el neoliberalismo: ¡Otro mundo es posible!” ha programado para este sábado 26 una Kalejira a las 16:30 de la Plaza Circular a la Plaza de Arriaga. Allí nos sumaremos a la Manifestación programada para las 17.30. Desde esta plataforma os invitamos a participar. (Ver todo el programa) En orden a aclimatar el desarrollo de las Jornadas Locales del Foro Social Mundial os proponemos la lectura del comentario al Foro de Nairobi 2007 elaborado por Irene León y Sally Burch (tomado de www.visionesalternativas.com). Las autoras presentan una mirada crítica sobre la realización del Foro y plantean el debate sobre las características de este espacio: ¿es un proceso en el que se deben implicar una o varias lecturas de la realidad mundial que vayan generando espacios de intercambio y de confluencias de luchas sociales que permitan visibilizar una agenda común o son momentos puntuales para visibilizar iniciativas altermundialistas (Foro feria) pero sin incidencia mayor en la transformación de las estructuras excluyentes y de marginación social, política, económica y cultural? Un comentario sobre el Foro de Nairobi VII Foro Social Mundial: entre desafíos presentes y miradas al futuro. Irene León, Sally Burch Por su amplia convocatoria y su carácter plural, el Foro Social Mundial sigue siendo el más significativo espacio de desarrollo de pensamiento, ideas y construcción de alternativas frente al neoliberalismo. Las mil doscientas actividades que conformaron la agenda de su VII edición, realizada en Nairobi (Kenia) del 20 al 25 de enero pasado, dan cuenta de la vitalidad fraguada por su innovadora propuesta, que tiene como columna vertebral presencias de proceso: movimientos, redes, campañas, intelectuales, que han marcado la sustancia de sus contenidos y dinámicas, y que en esta ocasión plasmaron la oportunidad de mirar al mundo desde África, un continente rico en iniciativas sociales y políticas, a la vez que acorralado al extremo por las incongruencias del modelo. El enorme mosaico de realidades y culturas que conforman el continente sede, se reflejó en una presencia heterogénea y una variedad de causas múltiples, que van desde reivindicaciones históricas, como aquella del pueblo de Sahara occidental en procura de su independencia, hasta vindicaciones más recientes como aquella en torno al VIH-SIDA, o el derecho al agua. Sin duda, el aporte político de este último Foro es justamente haber abierto la oportunidad de pensar en las luchas mundiales desde un continente en ebullición, que cuenta con un bagaje significativo de conquistas recientes: las independencias coloniales registradas en el último medio siglo, la abolición del apartheid en Sudáfrica signada en 1990, los intentos de construcción de socialismos en Angola y Mozambique, entre otros. Y que cuenta también con interesantes precedentes generados por movimientos nuevos, como por ejemplo la victoria histórica de una iniciativa en defensa de la libre importación y el acceso a medicamentos genéricos para el VIH-SIDA, registrado por el movimiento sudafricano TAC –Treatment Action Campaign- en 2001, contra la acusación planteada por un grupo de corporaciones transnacionales que, apoyándose en la OMC, abogan por la exclusividad sobre las patentes de las medicinas. El Foro de Nairobi permitió también que se ampliara el espectro de redes y organizaciones que establecen y fortalecen nexos entre ellas, que se definieran nuevos puntos de agenda común, e incluso que se editaran innovadoras iniciativas solidarias, como lo expresa el lanzamiento de la Campaña Global por la Reforma Agraria en África, realizado por la Vía Campesina y otros. Motivó además a pensar en las interrelaciones entre continentes; un ejemplo de ello es la prioridad acordada por el Foro Social Américas a orientar sus actividades hacia la visualización de la presencia africana en el hemisferio, su historia común, su presente y futuro compartidos, ello se reflejó en la organización de distintas actividades conjuntas con el Foro africano. No obstante, como parte de un proceso en evolución, este último Foro fue también el escenario en el que se transparentaron algunas tendencias críticas pre-existentes y se añadieron otras nuevas. Así, se han señalado aspectos como la comercialización del Foro y la tercerización de los servicios, la innegable ‘onegeización’, su alejamiento de la participación popular, la entrometida seguridad policial, la sobredimensionada presencia de las iglesias cristianas, y otros asuntos análogos, descritos ampliamente por […]
ANALISIS DE ACTUALIDAD – DICIEMBRE (2) “… ENRIQUECERNOS CON SU POBREZA” (2ª Corintios 8,9) El título que Cáritas de Vitoria me indicó para esta reflexión sobre la espiritualidad en la acción social está tomado de un versículo de la 2ª Carta a los Corintios de Pablo que dice textualmente “… porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor, Jesús Mesías: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza”. Es importante atender al contexto en el que Pablo hace esta afirmación sobre Jesús. Es un contexto de solidaridad entre las primitivas comunidades cristianas. Está pidiendo que la comunidad de Corinto ayude a la comunidad de Jerusalén y le exhorta a la generosidad: “tenéis abundancia de todo… pues que sea también abundante vuestro donativo” (v. 7). Les ha puesto como ejemplo de solidaridad y generosidad a la comunidad de Macedonia “pues, en medio de una dificultad que los pone a dura prueba, su desbordante alegría y su extrema pobreza se han volcado con ese derroche de generosidad” (v. 2). Pero en este versículo 9, el que centra nuestra atención hoy, Pablo da un paso más: la solidaridad y la generosidad de unos con otros, la caridad de los unos con los otros, no se basa simplemente en el buen ejemplo de otra comunidad, sino en la generosidad del mismo Jesús Mesías. La caridad cristiana se vincula con el mismo Jesús. Y es esta vinculación a Jesús la que da a la caridad cristiana su fundamento, su peculiaridad, su radicalidad, su pleno alcance. Se trataría esta tarde de profundizar en dicho vínculo. A través de la puerta de este versículo paulino podemos entrar en la espiritualidad de la acción social. Lo vamos a hacer en tres capítulos que, a su vez, lo desglosan en tres partes. 1. AMAR AL ESTILO DE JESÚS: “YA SABÉIS LO GENEROSO QUE FUE NUESTRO SEÑOR, JESÚS MESÍAS” La caridad cristiana desborda ampliamente lo que podemos llamar “acción social” tal como la realizan otros agentes sociales, por más que la incluya o coincida con ella en muchos elementos. La desborda en sus contenidos, y también en el alcance que tiene para la persona cristiana que se compromete en ella. Porque la caridad cristiana es, antes que nada, y de entrada, como fue el amor de Jesús, compromiso personal, compromiso de persona a persona, y en la medida en que es tal, lleva necesariamente a vinculación, comunión, entrega, permanencia… El mismo Pablo lo refleja de modo contundente en el denominado “himno a la caridad” que aparece en la Primera Carta a los Corintios: “Ya puedo dar en limosnas todo lo que tengo… que si no tengo amor de nada me sirve” (1ª Corintios 13, 3). El amor, la caridad cristiana, no es sólo dar cosas, ni siquiera muchas cosas, todas las cosas…: hay algo más, es necesario algo más para que podamos hablar de verdad de caridad: entrega personal, compromiso personal. Benedicto XVI nos lo recuerda también clara y profundamente tanto en su Encíclica “Dios es Amor” como en su Exhortación Apostólica “El Sacramento de la caridad”: “Jesús no da “algo”, sino a sí mismo; ofrece su cuerpo y derrama su sangre” (1). La caridad es un amor por el que la persona se da ella misma y no sólo da cosas más o menos “exteriores” (bienes, tiempo, habilidades…). Y en la medida en que la caridad es comunión, vinculación, implicación personal, es compromiso no sólo con el aquí y el ahora de la persona, sino también preocupación y solidaridad por su crecimiento personal, por su autonomía y su futuro. Tal capacidad de donación es claramente un don y una gracia, algo que escapa a nuestras meras posibilidades humanas. No es un heroísmo personal, por más que pueda llevar a actitudes y decisiones “heroicas” en si mismas, o en comparación con lo que es habitual en nuestra sociedad. Las actitudes y decisiones a que nos lleva la caridad, aunque sean “heroicas”, no son nuestro mérito, sino nuestro regalo: el don que Dios nos ha regalado, inmerecida y generosamente. También nos lo recuerda de modo contundente Benedicto XVI: “El poder ayudar no es mérito… ni motivo de orgullo. Esto es gracia” (2). La conciencia viva de que mi entrega a los demás es un don, una posibilidad concedida y no un mérito adquirido, y el entregarme a los demás no desde mi mismo sino desde la humilde gratitud a Dios, es la condición necesaria para una acción social limpia en su intención que no se busca a sí misma ni manipula al otro, que no genera dependencias ni servilismos, que es generosa y gratuita, que respeta la dignidad de la otra persona. Sólo así, alimentando nuestra entrega de agradecimiento, evitamos el gran pecado de tantas formas de acción social e incluso de caridad mal entendida: cambiar ayuda por dignidad. Nada, absolutamente nada, ni toda la ayuda del mundo vale un gramo de la dignidad de una persona, de la dignidad de un pobre. El alimento de esa actitud interior de limpieza y gratuidad, de tan radicales consecuencias en la forma concreta de ayudar a los demás, es la comunión con ese Jesús Mesías, cuya mayor generosidad fue la de entregarse a sí mismo: “Esta es la sangre de la alianza mía que se derrama por todos” (Mc 14, 23). En su reflexión sobre la Eucaristía insiste el Papa que “la unión con Cristo que se realiza en el Sacramento nos capacita también para nuevos tipos de relaciones sociales: la “mística” del Sacramento tiene un carácter social” (3). “La espiritualidad eucarística no es solamente participación en la misa y devoción al Santísimo Sacramento. Abarca la vida entera… la necesidad de entender de un modo nuevo la vida y vivirla…” (4). De entender y vivir de un modo nuevo la vida, de entender y vivir de un modo nuevo las relaciones sociales, y de entender y de vivir de un modo nuevo la acción social. De entender y vivir la acción social como una tarea de humanidad en […]
ANÁLISIS DE ACTUALIDAD – DICIEMBRE EL DERECHO UNIVERSAL A LA SALUD El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…” “Todo individuo tiene derecho a la vida…” “Todo individuo tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios…” Ese mismo año, el 7 de abril, se había creado la Organización Mundial de la Salud. Su objetivo era velar para que todos los pueblos pudieran gozar del máximo de salud entendida como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedades. Sin embargo, aquellas declaraciones siguen siendo para muchos una utopía. Es triste que más de cincuenta años después de la Declaración de los Derechos Humanos, en Septiembre de 2000, 189 países tuvieran que suscribir la Declaración de los Objetivos del Milenio a alcanzar en el año 2015. Lo que la humanidad debería ya haber alcanzado, sigue siendo meta, que de tan básica avergüenza: reducir la mortalidad materna asociada al parto, reducir la mortalidad infantil, luchar contra el SIDA y garantizar el acceso a medicamentos básicos. Y así, una gran parte de los hombres y mujeres que pueblan este mundo no conocen ni conocerán una vida digna y plenamente humana. El hambre y la desnutrición, la desertización progresiva y la falta de agua potable, los desastres naturales, la escasa investigación y desarrollo de medicamentos para enfermedades tropicales, el alto precio de los medicamentos no genéricos, abren cada día más la brecha entre los que nos beneficiamos de los avances de la ciencia médica y aquellos que mueren de hambre, sed o enfermedades tratables. Todos los seres humanos nacemos iguales, hasta ahí es cierto, todos sufrimos dolor, enfermedad y muerte. Pero sólo unos pocos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos. En nuestro país está reconocido en la Constitución el derecho de todo ciudadano a la protección de la salud, derecho que, para ser efectivo, requiere de los poderes públicos la adopción de las medidas idóneas para satisfacerlo (Ley General de Sanidad 1986). Pero además la política de salud estará orientada a la superación de los desequilibrios territoriales y sociales. En los últimos años, se han transferido a las diferentes Comunidades Autónomas las responsabilidades en cuanto a dicha política de salud. En la Comunidad Autonómica Vasca, el Plan Estratégico Osasuna Sainduz en 1993 y la Ley de Ordenación Sanitaria en 1997, permitieron desarrollar un sistema sanitario público universal, estable, y solidario, en el que se reconocen los derechos y las obligaciones de los pacientes y sus familiares. La Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud de 2003 y el Real Decreto por el que se establece la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud de 2006, han permitido la equidad en la asistencia sanitaria a todos los ciudadanos del Estado español. En su artículo 3 la Ley de Cohesión dice además que las Administraciones Públicas orientarán sus acciones en materia de salud incorporando medidas activas que impidan la discriminación de cualquier colectivo de población por razones culturales, lingüísticas, religiosas o sociales. Pero lo que en nuestra tierra es realidad que no tenemos que dejar volar con el viento neoliberal que arrecia, más allá es ausencia. Sistemas sanitarios frágiles, corruptos o a los que sólo tienen acceso los ciudadanos acomodados o de las grandes ciudades, permiten que las infecciones maten poco a poco, y que las enfermedades no se traten o se traten tarde y mal. La debilidad, la desnutrición, la soledad de la estigmatización, la muerte absurda e innecesaria… golpean cada día a los que no son noticia. ¿Será que no era tan universal la Declaración de los Derechos Humanos? “Todo individuo tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios…” OTRA MIRADA… Me hubiera gustado conocerte en otro lugar y en otro tiempo. Me hubiera gustado verte entre los amigos con tu sonrisa franca, o jugando al fútbol, o en tu trabajo duro y sucio, o concentrado en aprender esta lengua nuestra tan distinta de la tuya, o sobre tu alfombra negra y ocre rezando a tu dios en este tiempo difícil… Me hubiera gustado conocerte quince días antes, allá en Argelia, cuando con tu hermano paseabas por las calles de tu ciudad, o con tu madre que preparaba para ti té y dulces, o cuando escuchabas las palabras de tu padre para ese hijo que ya se estaba yendo una vez más a esa tierra húmeda y fría del Norte, algo más triste y cansado que otras veces. Pero no fue así. Te conocí en el hospital, habías ingresado unos días antes porque no te encontrabas bien, el vientre se te había hinchado, te costaba respirar ese mismo aire de todos. Me avisaron una mañana de Agosto… Desde entonces sólo sé que te llamas Youssef , que naciste hace veinticuatro años en un pueblo sin nombre del sur de Argelia , a 150 kilómetros de Orán, que allí sigue tu familia a la que envías un dinero cada mes, el que ganas en una ferrallería de Hernani, que eres berebere musulmán… y que la vida se te escapa. Un cáncer de estómago te quita aquello por lo que tanto luchaste. El primer día que te vi estabas en la habitación, tumbado sobre las sábanas ásperas del hospital. Nadie te acompañaba. Mirabas el techo. Sobre la mesilla tan solo un vaso de agua. Los médicos que te habían atendido hasta entonces no te habían explicado mucho. Cuando entré en la habitación me presenté, no sé si llegabas a entender qué era la Oncología, sólo sé que me diste […]
ANÁLISIS DE ACTUALIDAD – NOVIEMBRE MI RECUERDO DEL PADRE ARRUPE El Padre Arrupe fue muy cercano a nosotros, los jesuitas de Centroamérica, durante sus años de Superior General, de 1965 a 1983. Fueron años de una novedad radical, de generosidad y riesgos, de creatividad sin límites, y comenzó también la letanía de mártires jesuitas por la justicia, en número de cuarenta y nueve. En esos años, en nuestras relaciones con el Padre Arrupe hubo una primera época de tensión, otra de reconciliación y por último una época de agradecimiento y admiración profunda. Me tocó vivirlo de cerca, y eso es lo que quiero contar con sencillez. Desde comienzo de los setenta en Centroamérica, bajo el liderazgo de Ignacio Ellacuría, de Portugalete, y de César Jerez, de Guatemala, los jesuitas habían sido pioneros y se habían adelantado a lo que, después, la CG 32 definió como nuestra identidad. En palabras directas y ante las que no cabían subterfugios la congregación se preguntó: “qué significa hoy ser compañero de Jesús”. La respuesta fue también radical, e inaudita, y sigue resonando hasta el día de hoy: “comprometerse bajo el estandarte de la cruz en la lucha crucial de nuestro tiempo: la lucha por la fe y la lucha por la justicia que la misma fe exige”. Estas son quizás, pienso yo, las palabras más radicales que hemos pronunciado los jesuitas desde el tiempo de San Ignacio. Arrupe fue el que había convocado la CG 32, aun en contra del parecer de muchos de sus colaboradores cercanos, pues éstos pensaban que el tiempo no estaba maduro para una Congregación General, dadas las fuertes tensiones con el Vaticano. Pero Arrupe, en contra de ese parecer, la convocó por propia decisión. Dijo después que había sido “la decisión más importante de todo su generalato”. Y a mi modo de ver, no le faltaba razón. Pues bien, antes de la “fe y justicia” de la CG 32, en El Salvador, ya habían ocurrido muchas cosas. En 1972 los jesuitas tuvieron que abandonar la dirección del seminario por poner a producir las novedades de Medellín. En 1973 el Colegio Externado San José fue encausado oficialmente por el gobierno de la república por “enseñar marxismo” y “poner a los hijos en contra de sus padres”. En 1972 Rutilio Grande, con otros tres jesuitas, en Aguilares, zona campesina, denunció a los opresores, “hermanos caínes” los llamaba, y defendió a los campesinos, y en 1977 fue asesinado. Contra la UCA ya en 1971 comenzaron ataques fuertes y burdos: había denunciado el fraude electoral del 72, la opresión de la oligarquía y el ejército, y la estructura injusta del país, todo ello universitariamente, con estudios bien fundamentados sobre el tema. En 1976 explotó la primera de veinticinco bombas en el campus. La “fe y justicia” había comenzado. Con limitaciones y algunos errores, suponía una novedad radical dentro de la Compañía de Jesús, y no era fácil entenderlo. En Roma Arrupe no fue bien informado y pienso que tampoco fue bien asesorado, y quería frenar la nueva dirección que tomaban los jesuitas. Sugirió, por ejemplo, que el Padre Ellacuría se quedase en Madrid trabajando con Zubiri, lejos de El salvador. Y un año después de comenzar la maestría en teología, a finales de 1974 nos advirtió muy seriamente de la posibilidad de cerrarla. Fueron, pues, relaciones muy tensas con el Padre Arrupe, aunque creo que siempre con honradez de parte y parte. Pero todo cambió alrededor de 1976, y de ello pude tener experiencia de primera mano. Permítaseme, por ello, un recuerdo muy personal. El Padre Arrupe nunca nos pidió, como suele ser habitual, «prudencia», lo que normalmente significa dar marcha atrás, abandonar a la gente, cobardía. A finales de junio de 1976, para mi sorpresa, Arrupe me llamó a Roma, pues quería hablar con un teólogo de la liberación, antes de hacer un viaje por América Latina. Durante una semana nos reuníamos un rato todos los días, 11 horas en total. Arrupe preguntaba y comentaba sobre muchas cosas, pero salía a cada paso el tema de “fe y justicia”, como problema importante en sí mismo y en relación con la provincia centroamericana. Ya he recordado algunas cosas importantes que pasaron. Varios de nosotros lo tomamos como un revivir la fe y la vocación, y muy novedosamente nos sentirnos parte de un pueblo pobre y oprimido. Pero también se generó una fuerte división y confrontación internas. Y hacia fuera, ya he dicho que arreció la difamación y la persecución. Ese era el contexto real de nuestras conversaciones, y Arrupe, obviamente, escuchaba con interés. Pero lo que más me llamó la atención es que hablaba con toda paz de todas estas cosas. Creo que, con mejor información, comprendió mejor las cosas. Se alegraba de los pasos que habíamos dado en Centroamérica, y las persecuciones le convencieron de que aquello debía ser cosa de Dios. Nos seguía advirtiendo de los peligros y los errores, y lo hacía como era su deber. Pero en la conversación fraternal se alegraba sobre todo de que pusiéramos a producir la “fe y justicia”. Los jesuitas creo que también llegamos a apreciar sus advertencias y críticas, y procuramos asumirlas. Por coincidencia, esos días en la curia estaban entonces preparando los trámites para elevar a Provincia lo que era Vice-provincia independiente centroamericana. Y ocurrió algo que me emocionó. En la carta que acompañaba al cambio de status, Arrupe quería “pedir perdón” a los jesuitas de Centroamérica por las tensiones que había habido. Sus asistentes le disuadieron, pero, si no en el lenguaje, sí mantuvo el mensaje: había habido “malos entendidos”, pero la alegría es que se habían superado. Con mejor información, y con honradez e inmensa humildad Arrupe cambió su relación con nosotros, de lo que el P. Ellacuría hablaba con sencillez y con gran gozo. Espero que algo de esa honradez y humildad se contagiase también a nosotros. Lo que acabo de recordar muestra la honradez y delicadeza de Arrupe, pero también explica cómo abordó él la lucha por la […]
ANÁLISIS DE ACTUALIDAD- OCTUBRE 2007 Martín Iriberri Villabona Fundación Ellacuría – Bilbao Después de unos cuantos años en el ámbito de la intervención social acompañando personas en situación de máxima vulnerabilidad (menores en situación de desamparo, personas toxicómanas y sus familias, personas privadas de libertad, personas extranjeras en situación administrativa irregular…) tengo el convencimiento profundo de que sólo el conjunto de una sociedad movilizada y comprometida, es capaz de volver a socializar, de volver a su condición de ser social, de ser persona, a su condición más profunda de ciudadano, a las personas más vulnerables o vulneradas. Abordaré el tema de “Nueva Sociedad de Inmigración: algunos enfoques” desarrollando cinco puntos. El primero será lo que llamaré un “acercamiento frío” al fenómeno. El segundo punto intentará describir los dos escenarios en los que nos movemos, con cierta indefinición, en España en los últimos años. En los puntos tercero, cuarto y quinto, describiremos algunos de los retos actuales en el ámbito de las personas y familias de personas inmigrantes extranjeras, de las administraciones públicas y de la sociedad civil y el tercer sector. 1. Un acercamiento frío al fenómeno de la inmigración en España Siempre que medimos estadísticamente un fenómeno nos da la sensación, como sociedad, de que podemos llegar a dominarlo. Detrás de toda estadística social hay historias de vidas concretas, sueños y dignidades en juego. No es diferente en el caso de las estadísticas que intentan medir, y lo consiguen sólo de modo parcial, el fenómeno de la inmigración en España. La población extranjera empadronada en España ha pasado de apenas 600.000 personas empadronadas en 1998 hasta los más de 4.500.000 de la actualidad. Las autorizaciones de residencia y trabajo de menos de 700.000 en 1998 a más de 3.000.000 de personas en enero de 2007, y las altas de trabajadores extranjeros a superar los 2.000.000 el pasado mes de septiembre. Estos crecimientos nos han puesto en los mismos índices de población extranjera de los países con más larga trayectoria en esta evolución de Europa, con la diferencia de que el fenómeno se ha dado en España en apenas los 10 últimos años. Como decía, las estadísticas son frías entre otras cosas porque lo que cuentan son personas, y personas en una situación de vulnerabilidad muy grave, en una especie de zona de sombra o zona gris en la que la sociedad de acogida (que no los movimientos macroeconómicos interesados en su presencia entre nosotros) les colocan. Los estudios del Gobierno Central y de muchas comunidades autónomas plantean la necesidad de generar más afiliación a la seguridad social para mantener los actuales índices de crecimiento económico y aliviar el sistema de pensiones, y esas nuevas afiliaciones, esos nuevos nichos de trabajadores y trabajadoras no nacieron aquí en las pasadas décadas. Son las personas de las que acabamos de hablar en las estadísticas. Como en el conocido adagio respecto del colectivo turco en Alemania hace 20 años, “buscábamos trabajadores y llegaron personas”. ¿Y, qué pasaría en una posible etapa de recesión económica? Los inmigrantes no han nacido aquí pero vinieron cuando se les necesitó ¿podrían quedarse aunque ya no les necesitáramos? Quizá si mantenemos clara la frontera de que “no han nacido aquí” sería fácil distinguirlos de nosotros y nosotras a la hora de enfrentar una hipotética recesión, pero habría que asegurarse entonces de que, mientras la economía les necesite, su presencia en España no les genere demasiados “derechos de ciudadanía”. Les pido disculpas si estoy siendo demasiado realista, quizá incluso lo que en filosofía se llamaría cínico. ¿Ven cómo las estadísticas son frías sino están acompañadas de conocimiento, de ciudadanía, de historias de vida? Ahondando un poco más en el tema, ¿cómo delimitamos el tiempo en que una persona o una familia es extranjera entre nosotros? ¿Y cómo diferenciamos entre estos cuatro millones y medio de personas aquellas que son extranjeras comunitarias y quizá van a un colegio extranjero como el colegio inglés o el colegio alemán, de aquellas que son y serán por muchos años “inmigrantes” a pesar de compartir idioma o adquirirlo, de formarse, de descansar, de participar o de consumir entre nosotros? ¿Cómo delimitamos el tiempo en que una persona o una familia es extranjera entre nosotros? ¿Y cómo diferenciamos entre familia extranjera y familia inmigrante? La actual legislación de extranjería lo tiene muy claro: son cinco años renovando en la correspondiente comisaría de policía su autorización cada año y cada dos años, más otros cinco de permiso permanente, y después… Claro que las personas extranjeras de la ampliación de la Unión Europea, y las personas procedentes de Latinoamérica lo tienen más fácil. Es lo que se llama la etnificación en el control de los flujos, y esto tampoco aparece reflejado en las estadísticas. 2. Dos escenarios posibles: el escenario de la “Falsa Invasión” frente al escenario de la “Necesaria construcción de una nueva cohesión social” El fenómeno de la inmigración, como todo fenómeno social, es integral, es decir, que afecta en mayor o menor medida a todo el ser, estar y sentir de nuestra sociedad. Y como tal produce en las sociedades que lo experimentan, también en este caso en la española, una reacción de defensa ante la nueva situación. Es una defensa paradójica porque si observamos con detenimiento las encuestas que se hacen sobre la percepción de la población española sobre la inmigración (y no nos olvidemos de que hasta apenas hace 10 años España tenía más personas residiendo en el extranjero que personas extranjeras dentro del territorio nacional) observamos que los sectores de población más acomodada son los más tolerantes y abiertos, mientras que las personas que se sienten amenazadas de exclusión por el sistema, (dificultad de acceso a la vivienda, precariedad laboral, deficiente cobertura de los servicios sociales…) se manifiestan como más intolerantes. Surge el discurso de “la invasión” de la imposibilidad de compartir con ellos y ellas nuestro Estado de Bienestar, el miedo a perder la propia identidad cultural, la inseguridad de compartir el espacio de la pluralidad religiosa después […]
Ante la próxima convocatoria electoral en corporaciones locales, forales y autonómicas, los cristianos y cristianas estamos llamados a emitir un voto el próximo domingo día 27. No sólo a eso, en los posteriores acuerdos de gobierno y en la ejecución de las distintas las políticas en las corporaciones, estamos llamados y llamadas a exigir de nuestros representantes compromiso con el bien común, especialmente con los intereses de los colectivos de personas más vulnerables o vulneradas. Os presentamos unas líneas que nos pueden servir de guía y de contraste en esta tarea que el domingo día 27 tan sólo comienza, y que a lo largo de los próximos cuatro años deberá reclamar nuestra atención, nuestro discernimiento, nuestra oración, y también nuestra movilización cuando sea necesaria. El colectivo de sacerdotes valencianos reunido en el Grup de Rectors del Dissabte (se reúnen habitualmente ese día de la semana) ha aprobado un documento con consideraciones sobre las próximas elecciones autonómicas y municipales. El texto ha sido aprobado por la treintena de presbíteros del grupo y está firmado de cara a su difusión en los medios de comunicación por los nombres más representativos y conocidos del mismo (Ximo García Roca, Julio Ciges, Josep Antoni Comes, Honori Pasqual y Vicent Ruix, entre otros). ANTE LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS Y MUNICIPALES DE 2007 Los miembros del Grup de Rectors del Dissabte, que nos reunimos para revisar y potenciar la tarea evangelizadora que realizamos en ambientes populares, obreros y estudiantiles, con una perspectiva de inculturación en nuestro pueblo valenciano, hemos reflexionado desde la fe en Cristo Resucitado sobre las elecciones municipales y autonómicas que el 27 de mayo vamos a celebrar. Como bien señala el Concilio Vaticano II, la fe, lejos de llevamos a una evasión de las cuestiones temporales o terrenas, nos empuja a comprometernos más profundamente en su transformación a fin de hacerlas más humanas, justas y solidarias, siempre al servicio de todo el ser humano y de todos los seres humanos (Cfr. GS nº 43). Por eso la fe siempre conlleva una denuncia de lo injusto e inhumano y una afirmación de aquello que favorece la construcción de una sociedad más democrática, libre y participativa. Si no es así, no es verdaderamente fe cristiana. Para iluminar, pues, el compromiso cristiano ante las próximas elecciones, hemos examinado la realidad social y política que vivimos, con el fin de ofrecer unos criterios generales de discernimiento: Por una sociedad de diálogo, colaboración y participación de todos El deterioro de la acción política mediante la descalificación, el insulto personal, la mentira y el encubrimiento, están conduciendo a la crispación de la convivencia ciudadana y al desprestigio de la tarea política. Conscientes de que la forma más humana y civilizada de resolver los problemas y conflictos es recurrir al diálogo y la negociación, APOYAMOS las propuestas que sometan la acción política a los criterios éticos de la paz, el diálogo, la libertad y la justicia. Es necesario establecer mecanismos de diálogo y colaboración entre gobierno y oposición, y entre éstos y la sociedad civil. Por una sociedad plurinacional y con solidaridad entre sus pueblos Algunos grupos utilizan los sentimientos identitarios de los pueblos y Comunidades Autónomas, para crear un clima de hostigamiento y enfrentamiento interesado entre los ciudadanos y ciudadanas del Estado Español. Sabedores de la riqueza que constituyen las diversas identidades culturales y lingüísticas de nuestros pueblos, APOYAMOS las propuestas que favorezcan un auténtico respeto a las identidades nacionales y a los deseos democráticos de su ciudadanía, y una real solidaridad entre las diversas Autonomías. Por una sociedad acogedora con los inmigrantes y defensora de sus derechos Nuestro bienestar es a costa de los países del sur, cuya situación sin salida obliga a sus gentes a inmigrar. Hiere nuestra conciencia humana y cristiana el trato vejatorio que se da a las personas inmigrantes, reducidas a la dimensión laboral y sometidas a la discriminación institucional y la negación de sus derechos básicos. APOYAMOS, pues, las propuestas que tiendan a crear en los pueblos del sur condiciones que eviten la emigración forzosa, así como las encaminadas a humanizar la situación de las personas inmigrantes en nuestro país, reconocer sus derechos civiles, políticos y sociales, y fomentar activamente la convivencia. Por una sociedad respetuosa del territorio y con proyectos sostenibles Es un hecho alarmante el abuso especulativo y la explotación de la tierra, convertida en simple yacimiento de beneficios económicos. La destrucción de los espacios colectivos y la degradación de los recursos naturales por intereses particulares y de las grandes empresas, hipoteca gravemente el futuro de nuestro territorio. Por ello, APOYAMOS las propuestas que, para evitar toda especulación, garanticen el carácter primario de la tierra como bien público, el control ciudadano de su uso, desde criterios ecológicos y proyectos sostenibles, y el respeto a los derechos de las generaciones futuras. Por una sociedad que priorice los servicios públicos y atienda a los barrios más necesitados Constantemente se nos embelesa con boatos y obras faraónicas que suponen cantidades ingentes de dinero público, mientras en los barrios populares aumenta el deterioro de las infraestructuras relacionadas con los servicios sociales, sanitarios, culturales y habitacionales. Conscientes de que los servicios públicos benefician a la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas, APOYAMOS los programas que privilegien en los presupuestos públicos el servicio a los más desfavorecidos y a los barrios populares, y que orienten la acción de gobierno al fortalecimiento de los servicios públicos. Por una sociedad respetuosa con la verdad y el pluralismo Es evidente el bajo nivel ético del sistema radiotelevisivo de la Comunidad Valenciana y la enfermedad crónica de «Canal 9», regido fundamentalmente por criterios comerciales e índices de audiencia, con una marcada orientación partidista que excluye otras realidades sociales y políticas. Sabedores de la influencia que los medios audiovisuales ejercen en la ciudadanía, APOYAMOS las medidas que garanticen en ellos, de manera concreta, la libertad de expresión, la presencia de la diversidad política y social, la regulación mediante códigos éticos y la promoción de la cultura, el civismo, el buen gusto y la […]