Por Martín Iriberri Villabona Fundación Social Ignacio Ellacuría Celebramos el día 18 de diciembre el Día Internacional de las Migraciones y de las personas migrantes. Podemos pensar que este es uno de esos días internacionales que ponen en valor a determinados colectivos minoritarios o minorizados, o determinados valores o conductas ciudadanas sobre las que necesitamos llegar a mejores o más profundos consensos sociales, y es cierto que tiene algo de todo eso. Pero este día tiene una relación mucho más profunda con nosotros y nosotras, nuestras familias y nuestra sociedad, que otros días internacionales que hemos celebrado a lo largo de este año 2009 que estamos a punto de terminar. Las migraciones se actualizan en esta parte del planeta en que vivimos como la movilidad de flujos de personas desde África, América o Europa del Este o Asia hacia el norte y sur de Europa. Siempre hubo movilidad y migraciones; muchas de nuestras familias fueron migrantes en un momento dado de su historia, especialmente a lo largo del pasado siglo XX, pero no siempre las migraciones fueron en el País Vasco del signo que hoy las conocemos. Euskadi fue un territorio de emigración en muchos momentos de su historia; se calcula que hasta mediados de la pasada década de los 90 eran más las personas vascas emigradas residiendo en otros lugares que las personas nacidas fuera del territorio y residiendo aquí. Debemos contemplar además la inmigración peninsular que también llegó a lo largo de la segunda parte del siglo XX y la movilidad desde el espacio rural al urbano, que configuraron los grandes núcleos urbanos actuales. Cuando las personas de nuestra Comunidad salieron hacia otros lugares en busca de mejores oportunidades, o por su compromiso religioso, o por los conflictos, la falta de libertad o persecuciones políticas, no lo hicieron con la intención única ni principal de que se les aplicaran en los lugares de llegada o acogida políticas sociales, o para ser perceptores de servicios básicos. Se movieron para hacer valer su dignidad y sus derechos como mejor sintieron que podían y debían hacerlo. Igualmente hoy no podemos confundirnos y no debemos cometer el error de pensar que las personas inmigradas que han llegado a Euskadi en la última década llegaron para ser siempre “los últimos”. Llegaron para ser y estar con los primeros en ciudadanía y en participación cívica, en propuestas vecinales o de voluntariado, en formación e inserción laboral o en investigación, tal como lo están demostrando en nuestras ciudades y pueblos día a día. Pero este Día Internacional de las Migraciones y de las Personas Migrantes el nos recuerda también otro error del que debemos huir: pensar que este fenómeno es unidireccional y que puede y debe ser abordado unidireccionalmente. Al contrario, es un fenómeno lente, integral o crítico, es decir, que nos sirve para releer el conjunto de la sociedad, y no solo a una parte de la misma, a los y las personas inmigradas. Efectivamente es crítico porque contiene un potencial de cambio social complejo sí, pero lleno de nuevas oportunidades para todos, no solo para quienes llamamos inmigrantes. Mayor diversidad cultural y mejor gestionada esa diversidad, mayor pluralismo religioso que nos ayudará a recuperar los espacios ciudadanos también para el debate y el compromiso de las experiencias creyentes, de las ciudadanías con espíritu, más y mejor solidaridad entre las diferentes comunidades que surge de un mayor y mejor reconocimiento, superación de las barreras geográficas no solo para los capitales o las empresas sino también para las personas… compromiso de toda la sociedad y no solo de las asociaciones de personas inmigradas con el desarrollo de sus sociedades de origen, y también de valoración y contraste de los “falsos desarrollos” que encuentran en nuestra, y ya también suya, sociedad de acogida. Celebremos un día que nos invita a todas y a todos a construir el futuro desde los compromisos presentes, no solo en defensa de las personas migrantes, de nuestros vecinos y vecinas inmigradas, sino del conjunto de la sociedad. Pidamos al Parlamento y al Gobierno Vasco, a los ayuntamientos, y a las diferentes administraciones públicas, que den el paso adelante necesario para elevar el debate sobre la adecuada gestión del fenómeno inmigratorio desde los retos de las políticas sociales siempre necesarias hacia los grandes consensos de convivencia ciudadana, siempre necesitados de mayor participación, visión menos cortoplacista y mejora continua de las experiencias de solidaridad de género o generacional, identitaria, religiosa, cívica o de justicia transnacional. Por todo esto, Zorionak en el Día Internacional de las Migraciones.
PROGRAMA Descargar tríptico 3 de noviembre – 19.30 Salón de Grados de la Universidad de Deusto – Bilbao Conferencia: «El papel de la Universidad en el pensamiento de Ellacuría». Ponente: Juan Antonio Senent 10 de noviembre – 19.30 – Salón de Grados de la Universidad de Deusto – Bilbao 11 de noviembre – 19-30 – Salón de actos del Colegio San Ignacio (Bergamín, 32 – Pamplona) Conferencia: «El pensamiento de Ellacuría en torno a la reconciliación». Ponente: José Sols 16 de noviembre – 19.00 Eucaristía presidida por Don Juan María Uriarte – Obispo de San Sebastián Iglesia del Colegio de Jesuitas de Indautxu (Dr. Areilza, 32 – Bilbao) 17 de noviembre – 19.30 Salón de actos del Colegio Jesuitas de Indautxu (Dr. Areilza, 32 – Bilbao) Mesa Redonda: “Reconciliación desde la perspectiva de las víctimas”. 21 de noviembre – 19.30 Salón de Actos de Arrupe Etxea (P. Lojendio, 2 – Bilbao) Acto Ecuménico 23 de noviembre – 19.30 Salón de Actos de Arrupe Etxea (P. Lojendio, 2 – Bilbao) Premier del documental “Ignacio Ellacuría: vida y compromiso” 24 de noviembre – 19.30 – Salón de Actos de Arrupe Etxea (P. Lojendio, 2 – Bilbao) 26 de noviembre – 19.30 – Sala Arrupe (Andía, 3 – Donostia) Conferencia: «El impacto social del pensamiento de Ellacuría ejemplificado en la sociedad salvadoreña». Ponente: José María Tojeira, sj 25 de noviembre – 19.30 Casa de la Cultura de Portugalete Conferencia: “Ignacio Ellacuría: su vida y su misión”. Ponentes: José Ellacuría, sj y José María Tojeira, sj. Gira del Grupo salvadoreño «Exceso de Equipaje» 19 de noviembre – 20.00 – Salón de actos del Colegio San Ignacio (Bergamín, 32 – Pamplona) 20 de noviembre – 20.15 – Iglesia de la Residencia de Jesuitas (Andía, 3 – Donostia) 22 de noviembre – 20.00 – Palacio Euskalduna Sala A1 Con la actuación de Gontzal Mendibil Entrada Libre – se necesita recoger entradas en Arrupe Etxea (P. Lojendio, 2) 25 de noviembre – 20.30 – Iglesia de Jesús Obrero (Francia, 32 – Vitoria) 26 de noviembre – 20.00 – Iglesia del Colegio San Francisco Javier – Tudela 27 de noviembre – 20.00 – Casa de la Cultura de Portugalete Exposición Ignacio Ellacuría y compañeros mártires de El Salvador: “Constructores de una cultura para la Justicia” Rotará por colegios, centros cívicos, iglesias, etc. Durante los meses de noviembre y diciembre.
21 de octubre de 2009 Resolución de reconocimiento del papel de los mártires de la UCA por parte de La Cámara de Representantes de los Estados Unidos de Norteamérica – Descargar el texto 26 a 28 de octubre de 2009 Crónica del Congreso Internacional «Ellacuría, 20 años después» – Universidad de Sevilla «El 16 de noviembre de 1989 fueron asesinados seis jesuitas y dos trabajadoras de la Universidad Centroamericana UCA de San Salvador. “Ignacio Ellacuría, 20 años después” es el título del Congreso Internacional que se ha celebrado entre el 26 y el 28 de octubre de 2009, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. El congreso ha sido organizado por tres instituciones, el Instituto Missio de la Iglesia católica alemana, de Aquisgrán, el Departamento de Derecho Público de la Universidad sevillana Pablo de Olavide y el Departamento de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla. El principal responsable de la dirección académica y científica de este congreso ha sido el profesor Juan A. Senent, del último de los centros citados. Juan A. Senent es miembro de CVX desde 1989, patrono de la Fundación Francisco Suárez y miembro del Centro Arrupe de Sevilla. El congreso se ha realizado gracias a la colaboración económica importante de la Fundación Cajasur, así como de Cajasol, la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía y ETEA. Además han colaborado en el mismo la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, la Provincia Bética y la Revista de Fomento Social. Los congresistas inscritos fueron 130 inscritos, muchos de los cuales se alojaron en nuestra casa de ejercicios de Dos Hermanas, espléndidamente atendidos, como siempre, por Benita. Los congresistas, escribe Juan A. Senent, “han mostrado un gran agradecimiento y creo una sincera felicitación, por la calidad, intensidad y pluralidad del Congreso”. En el público asistente en general se percibieron las mismas sensaciones y valoración. Han asistido entre 40 personas y 170 a las diferentes sesiones, y han participado como ponentes los jesuitas José M.ª Ellacuría, Javier Castillo, Jon Sobrino, presentado por José M. Margenat, y Juan A. Estrada. Los dos últimos ponentes concitaron las mayores audiencias: 170 y 100 personas respectivamente. Además en la sesión de apertura participó, en nombre del director de ETEA, Guillermo Rodríguez-Izquierdo, quien evocó su conocimiento de Ellacuría y el influjo que éste ha tenido en ETEA a través de Jaime Loring y de Vicente Theotonio, quien también ha asistido al congreso. El Provincial asistió a la clausura del mismo. Del congreso se han obtenido unos frutos inmediatos, el despertar de interés de los jóvenes investigadores, en su mayoría extranjeros, en estudiar a fondo algunos temas tratados por Ellacuría; algunas nuevas publicaciones que se harán próximamente, como la nueva edición ampliada y actualizada de Filosofía de la Realidad Histórica, así como posiblemente una edición crítica de la tesis doctoral de I. Ellacuría, inédita hasta la fecha; por último, se ha creado un grupo de discusión y colaboración a partir de la reflexión y discusión sobre el pensamiento de Ellacuría. El interés, la acogida y el reconocimiento entre distintos profesores y profesoras de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, ha sido destacable. Como expresa el profesor Senent: “creo que ha merecido la pena el esfuerzo”. (José M. Margenat, SJ)» Fuente: Provincia Bética de la Compañía de Jesús
“Puede que amemos, puede que amemos mucho. pero el amor de nuestra vida, si es que hemos de llamarlo así, es tan solo el índice de un libro que está todavía por escribir” La nueva sociedad de la inmigración y el fenómeno de la globalización han puesto de relieve un sinnúmero de variables que hace unos años nos parecían impensables. Sin lugar a duda, una de las que ha generado más preguntas y más reflexiones ha sido la gestión de la diversidad cultural. Para reflexionar desde la experiencia del encuentro con las culturas, más que desde los acercamientos conceptuales al tema, en la Fundación Social Ignacio Ellacuría invitamos a un grupo de personas para compartir, desde la experiencia, lo que significaba para ellas el encuentro intercultural. En la tertulia, que compartimos a continuación, tomaron parte Marlén Eizaguirre (Bilbao), Edith Ulloa (El Salvador), Diego García (Chile), Martín Iriberri (Pamplona) y Javier Castillo (Colombia). Las preguntas que se propusieron a los contertulios fueron las siguientes: Después de dialogar acerca de la diversidad cultural generada por la nueva sociedad de la inmigración, ¿Qué luces me aporta? ¿Qué cuestionamientos me ha generado? ¿Qué desafíos me plantea? Introducimos la tertulia con las reflexiones de Marlén Eizaguirre quien, de manera creativa, nos presenta la que podría ser una conversación entre una abuela y un joven de alguna generación futura entorno al tema de la interculturalidad. Creemos que esta narración puede poner en contexto las reflexiones del resto de contertulios. Marlén Y, dime abuela ¿Cómo eran aquellos tiempos en los que la gente se veía diferente? Pues, ¡por dónde empezaría! ¡Era todo tan de otra forma! Pero bueno… te contaré que antes, hace muchos, muchos años, la academia y las Universidades consideraron que las diferencias entre culturas y gentes generaban muchos problemas. En aquel tiempo algunos veían que era más interesante que todos y todas fuéramos iguales y, sobre todo, consumiéramos….ya ni sabrás que es eso ¿no?. Sí abuela, nos contaron en la escuela que en aquella época las personas se volvían locas por tener cosas más que por desarrollar sus capacidades. Sí, así era… ¡cómo han cambiado las cosas! En aquella época había libros, teorías, términos que hablaban marcando pequeñas (o grandes para algunos) diferencias entre unos modelos y otros. Se hablaba de multiculturalismo, interculturalidad, gestión de la diversidad y todo desde enfoques teóricos diferentes. En aquella época comenzamos unos cuantos a darle vueltas a todos estos temas para ponerle rostro y desmitificar todas esas grandes palabras, tratábamos de reflexionar sobre nuestras experiencias en relación con otras personas de culturas diferentes sin casi darnos cuenta que nosotros y nosotras éramos de culturas diferentes y podíamos trabajar conjuntamente, sentir lo que la otra persona sentía y disfrutar con sus actividades, comida, lengua, forma de ser… Entonces, no entiendo ¿Cuál era el problema? El problema es que cuando mirábamos a la otra persona sólo veíamos las cosas que nos diferenciaban y encontrábamos que eran muchas. Muchas de ellas tenían que ver con la personalidad, los hábitos, las comidas, las identidades, la educación, las historias personales y colectivas, las leyes, las realidades… Tantas diferencias no nos dejaban ver lo que nos unía. Además, por aquel entonces las grandes teorías utilizando palabras grandes nos impedían ver lo más sencillo. Eso que ya habían dicho antes otros a través de diferentes relatos pero el que a mi me encantaba era el del Principito: Lo esencial es invisible a lo ojos. Y era así como vivíamos. Ciegos a las cosas esenciales que nos unen y fijándonos en si uno tiene un tono de piel, una forma de vestir, una manera de comer… Pero eso sigue igual ¿No? Hay diferentes pieles, formas de relacionarse… Sí. Sé que ahora es difícil de imaginar pero antes tras el hecho de las diferencias culturales se escondía la intención de unas personas que querían controlar y dominar las riquezas, las cosas, la naturaleza y, también, las personas. En ese sistema todos los medios eran utilizados para que quisiéramos lo que no teníamos, para que viéramos en el otro al diferente, para que creyéramos que las cosas sólo se podían hacer de una manera concreta: las comidas sólo se podían cocinar de una forma, una persona sólo se podía vestir de una forma concreta… Era algo que te lo acababas creyendo ¡de verdad! Tu abuelo, por ejemplo, no se hubiera puesto en aquel momento las faldas largas, ligeras y coloridas que lleva ahora. ¡No me puedo imaginar al abuelo sin esas faldas! Pero ¿Cómo cambió todo eso? ¿Qué pasó? Pues resultó que después de algunas de las reuniones, nos íbamos de cena, nos reíamos, bebíamos y hacíamos propuestas. Una de las propuestas nos gustó porque recogía la idea básica de nuestro grupo y la pusimos en marcha. Enseguida la idea nos superó y comenzó a recorrer primero como brisa de primavera nuestro entorno hasta convertirse en torbellino que enganchaba y sumaba a gentes de todo el mundo. Ahí nos dimos cuenta de cómo no veíamos lo importante y cambiaron nuestras formas de ver a las otras personas, las culturas, religiones, comidas, manifestaciones culturales… Y ¿Cuál fue la idea? Pues muy sencilla, consideramos que lo fundamental era ver en la otra persona el reflejo de uno mismo y como podía enriquecer nuestra mirada del mundo para, desde ahí, empezar a conversar, a degustar, a imaginar… Así pues nos inventamos los espejos colgantes que cada persona que apoyaba la iniciativa llevaba. Estos espejos nos identificaban, nos ayudaban a ver los destellos de personas que compartían nuestra propuesta y a mirar al otro y mirarnos a cada uno desde lo que nos une y desde lo que nos puede enriquecer. Fueron unos años locos, creativos, muy transformadores… ¿Por eso el lema que a veces nos repetías de pequeños… “convierte los reflejos en tu espejo”? Pues sí, así fue, no fue fácil pero fue posible. MIRADAS QUE ILUSIONAN Diego La afirmación positiva de que la identidad –personal o de nuestras agrupaciones- es algo complejo y abierto a posibilidades nuevas y mejores. En […]
CONTROL DEMOCRÁTICO PARA LA GESTIÓN DE LA FRONTERA SUR El Servicio Jesuita a Migrantes – España es una red de entidades jesuitas dedicadas al estudio de las migraciones, a la acogida y formación de inmigrantes, a la promoción de una sociedad inclusiva, integrada e intercultural. Entre estas entidades se encuentran: el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (Universidad Pontificia Comillas), la fundación Migra-Studium (Barcelona), la fundación CeiMigra (Valencia), la fundación San Juan del Castillo (Madrid), la Fundación social Ignacio Ellacuría (Bilbao) y la asociación Voluntariado Claver (Sevilla). Se coordina con el SJM – Latinoamérica y Caribe. Une esfuerzos con el Servicio Jesuita a Refugiados en Europa (JRS-Europe) para hacerse presente en África del Norte, donde trabajan con población migrante. Acompañando a migrantes, se hace consciente del impacto que tienen los mecanismos europeos que externalizan la gestión de fronteras sobre sus condiciones de vida. En este documento, el SJM-España se dispone a analizar brevemente los mecanismos europeos para el control de la Frontera Sur, cómo distorsionan la noción de frontera, y su impacto sobre las condiciones de vida de la población migrante que se sitúa en los entornos fronterizos. A partir de dicho análisis, se propone reclamar a los eurodiputados y eurodiputadas un mayor control democrático que garantice en frontera el espacio de libertad, seguridad y justicia que deseamos para la Unión Europea. Descargar el documento Descargar documento – English version
SEMANA SANTA CON LOS PUEBLOS CRUCIFICADOS TESTIMONIO Me ha costado mucho encontrar las palabras con las que expresar todo lo vivido y recibido en los días de Semana Santa en Ceuta. Incluso hoy me es difícil, pero pienso que todos los amigos que he dejado allí merecen que les demos voz y presencia entre nosotros. Desde la estación Sur, en Madrid, Roberto, Edu, Haydée, Rocío y yo, salíamos el Miércoles Santo hacia Algeciras. Allí se unió a nosotros Tamara y María, y poco después íbamos conociendo a los que serían nuestros compañeros aquellos días, de otros grupos y comunidades, pero todos unidos en el deseo de acompañar a Jesús en su muerte y resurrección, y de hacerlo allí, en la Frontera Sur, junto a la valla de la muerte. Cruzamos el Estrecho, 14 Km. que han dado sepultura a tantos chiquillos, a tantos hombres y mujeres que buscaban sencillamente una vida algo mejor. Y allí está Ceuta, rodeada al norte por el mar y al sur por una doble valla de seis metros de altura con una alambrada en lo alto. Hace 15 días murió un muchacho desangrado al engancharse su cuello al alambre. Y en lo alto el cielo estrellado. Allí nos esperaban Teresa, que se había adelantado a nosotros para organizar estos días, Dani Villanueva sj, y Paula y Cande, Carmelitas Vedrunas que viven en Ceuta. Jueves Santo: Pan que se da Damos y recibimos. Recibimos más que damos. Visitamos el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, eufemismo para llamar a la dulce prisión en la que viven los que llegan a Ceuta, los que no tienen derechos, los que no son, los que son invisibles. Subimos al bosque donde han huido y malviven 54 indios del Punjab desde hace año y medio, nos abrazan, nos sonríen, nos sientan a su mesa, comparten con nosotros su vida. Y todos ellos, de Guinea, Senegal, Congo, India… entran en nuestro corazón y ya nunca saldrán. Viernes Santo: Pan que se parte Desde el bosque hasta la Iglesia caminan junto a nosotros, en silencio, llevando la Cruz. Rezan con nosotros frente a ese mar que les separa de su sueño. Tantos crucificados en el mundo no caben en nuestro corazón. Pero ellos en su coraje, en su transparencia, en su dignidad… nos devuelven la vida y la esperanza en medio de tanta muerte. Sábado Santo: Pan que se reparte Cruzamos la frontera hecha por los hombres, la que separa el Norte del Sur, y llegamos a Marruecos. A Roberto y a Edu, ecuatorianos, un policía no les permite pasar, les falta la visa en su pasaporte. Pero ¿acaso la luna y las estrellas necesitan demostrar algo con visas para mecerse en el cielo cada noche? Seguimos, impotentes, sin ellos. En el silencio de la ausencia de Dios. Pero llega la noche, la gran Noche de la Luz, la Palabra y el Agua. En la sala de la casa de las vedrunas ya casi no cabemos. Sentados en esa alfombra sobre la que han dormido tantos hombres que llegaban cansados y heridos después de un viaje largo e innombrable, y encontraban por fin un poco de pan, descanso y cariño. Sentados en el suelo, que ya no hay sillas suficientes, celebramos juntos el Amor de Dios. El Dios de los pobres, de los olvidados, que acompaña a su pueblo de inmigrantes y refugiados, el Dios de las lágrimas y las sonrisas, el Dios de los abrazos y de las palabras, el Dios que es parcial y se sienta junto a los pequeños y opta por los oprimidos, que permanece, que es fiel, el Dios que se hace pan y vino, que se da, se parte y se reparte. No sé decir mucho más. Ojalá pudierais conocer a Ropar, Gurjit, Baboo, Dao, Raj, Gabriel, Omar, Ibrahim… En su dignidad, en su transparencia, en su generosidad, en su coraje, en su hospitalidad… Dios vive. Y con Él, todos los que soñáis un mundo sin vallas ni fronteras, todos estabais entre nosotros. En la tristeza que sentíamos la noche del Jueves Santo al escuchar los relatos de sus viajes junto a la valla, en nuestra rabia e impotencia ante tanto dolor, en nuestra culpa y responsabilidad ante tanta injusticia… estabais conmigo. En el Vía Crucis del Viernes Santo caminando serenamente junto a nuestros nuevos amigos, y en la soledad y el silencio confundido del Sábado Santo. Ahí estabais entre nosotros. En la certeza de haber visto al Señor en los rostros y las vidas de todos con los que hemos compartido estos días de Semana Santa, estabais todos. Sólo os pido una cosa. Rezad por los subsaharianos que viven en el CETI y por los 54 punjabíes que sobreviven en el bosque. Rezad por ellos, por todos los que caminan por montes y desiertos, cruzan mares, saltan vallas y muros… en busca de una vida que les hemos robado. Adelaida CVX en Donosti Pulsando el enlace podéis ver un documental presentado recientemente sobre el tema narrado en este testimonio: http://www.vimeo.com/4345715 Leer el texto de la Denuncia de la comunidad de Punjab (India) que lleva viviendo en condiciones infrahumanas en Ceuta Leer el artículo de El País publicado el 22 de marzo de 2009 sobre los Punjab en Ceuta
PROPUESTA PARA LA NUEVA LEY DE EXTRANJERÍA EN EL ESTADO ESPAÑOL Documentos La Nueva Ley de Extranjería que el gobierno prepara para su trámite parlamentario sigue sembrando inquietudes en las personas y colectivos inmigrados y en las organizaciones que acompañan sus procesos de integración en la sociedad de acogida. Son múltiples los puntos de debate, algunos de ellos, como el de sancionar a las personas u organizaciones que acojan a los inmigrantes, han tenido un importante eco mediático, sin embrago, otras normas que afectan de manera importante a las personas inmigradas no se han divulgado con la misma intensidad. Con los dos documentos que os ofrecemos en esta entrega de ANALISIS DE ACTUALIDAD, queremos facilitar la información y la comprensión de los alcances que tendría la Nueva Ley en comparación con la vigente. Power Point sobre el proyecto de ley de extranjería Este trabajo fue presentado en Harresiak Apurtuz en el marco del Encuentro sobre dicha Ley que se denominó: “AQUÍ NO SOBRA NADIE” Texto comparado de la Ley Orgánica 4/2000 con la propuesta de reforma. Este trabajo, que nos ayuda a ver de manera clara los cambios que implicaría la Nueva Ley lo ha realizado el Real Colegio de Abogados de Zaragoza.
La Fundación Social Ignacio Ellacuría, ante la criminalización de la ayuda a personas inmigrantes que contempla el proyecto de la nueva Ley de Extranjería aprobada por el Consejo de Ministros el pasado 19 de diciembre de 2008, se adhiere al manifiesto de la plataforma SALVEMOS LA HOSPITALIDAD e invita a sus lectores a firmar en contra de esa iniciativa que lesiona los derechos fundamentales de las personas migrantes. “SALVEMOS LA HOSPITALIDAD” MANIFIESTO PARA LA REFORMA DEL ART. 53 C) (del Proyecto de la nueva Ley de Extranjería) QUE SANCIONA A QUIENES AYUDEN SOLIDARIAMENTE A LAS PERSONAS EXTRANJERAS EN SITUACIÓN IRREGULAR. “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados de razón y conciencia, tienen el deber de comportarse fraternalmente los unos con los otros” (art. 1 Declaración Universal de los Derechos Humanos). Uno de los deberes presente en todas las culturas, y en algunas, señal de su identidad, es el de la “hospitalidad”. Este deber ético, traducido incluso en forma de sanción cuando su omisión provoca riesgos para la integridad física del otro, está gravemente amenazado en España si prospera la anunciada reforma de la legislación de extranjería. A la tendencia criminalizadora de la inmigración ilegal (considerar a la persona que quiere sobrevivir desplazándose por el planeta como un peligroso delincuente), se une ahora la de aplicar un marco sancionador a las personas que de manera solidaria ejercen el deber de la hospitalidad, colocando su comportamiento altruista como forma proscrita de “promoción de la permanencia ilegal en España”. Ello pone en automática situación de ilicitud a miles de personas que acompañan, hospedan en sus casas y apoyan a personas sin papeles. De este modo, ONG, Congregaciones religiosas y ciudadanos, que vienen ejerciendo el deber de acogida y la solidaridad para con las personas inmigrantes en situación de irregularidad administrativa, verían perseguida su actuación. Más aún: la reforma pretende ampararse en el silencio cómplice de los ciudadanos ante estos atropellos contra la dignidad humana y los derechos fundamentales. En concreto, el art. 53 c) del Anteproyecto de modificación de la Ley de Extranjería sanciona como falta muy grave con la multa de 501 a 30.000 euros “a quien promueva la permanencia irregular en España de un extranjero. Se considera que se promueve la permanencia irregular cuando el extranjero dependa económicamente del infractor y se prolongue la estancia autorizada más allá del plazo legalmente previsto”. Con el pretexto de proteger a los extranjeros sin papeles frente al abuso y las mafias, se incrementa exponencialmente su vulnerabilidad y se les priva de toda suerte de apoyo social solidario. Esta reforma legal tiene una enorme trascendencia ético-política: crea una norma que convierte en ilegal un principio-valor tan estructuralmente necesario en un Estado como es la solidaridad. El objetivo de esta norma es intimidar a los ciudadanos españoles o extranjeros con papeles para que nieguen toda forma de apoyo a la persona en situación irregular y ésta se quede sin ningún tipo de ayuda, es decir, en la calle, sin comida, ni vestido, ni dinero, para que mediante la presión de esta situación de precariedad absoluta, vuelva a su país. Se olvida que “toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio” (art. 13 Declaración Universal del Derechos Humanos) y que “en caso de persecución toda persona tiene derecho a buscar asilo y disfrutar de él, en cualquier país” (art. 14 DUDH). Ante esta situación, exponemos: Que hemos constatado, después de tantos años acogiendo y acompañando itinerarios vitales de personas en situación de extrema vulnerabilidad personal y social, el valor de la solidaridad y la convivencia en nuestros domicilios como forma concreta de expresión de corresponsabilidad humana y social con aquellos que no tienen los mínimos de supervivencia –casa, pan y trabajo-. Que una parte significativa de la responsabilidad de la miseria en que se hallan los pueblos de origen de quienes tiene que migrar a España está provocada por procesos históricos y políticas económicas y colonizadoras (y descolonizadoras) de los Estados del denominado Primer Mundo, que mantiene intereses en el sostenimiento de regímenes no transparentes ni democráticos en el Tercero (incluida, por cierto, la venta de armas y el tráfico de personas). Que el principio de solidaridad para con los más desheredados del mundo es un elemento ético de legitimación en una sociedad que se denomina democrática, que considera que los bienes de la tierra tienen un destino universal y que ni la propiedad ni las fronteras pueden tener un valor absoluto ante la miseria del prójimo y su derecho a sobrevivir. Que el Estado español pierde toda legitimidad ético-jurídica cuando legisla contra el contenido esencial de los Derechos Humanos, despoja de todo tipo de ayuda material a las personas en situación irregular y pretende intimidar con graves sanciones a quienes ejerzan la hospitalidad y el cuidado del otro. Ante ello, con independencia de otras numerosas discrepancias, proponemos al Gobierno, en este punto concreto, como auténtico mínimo ético, que modifique el Anteproyecto en el sentido de incorporar al texto normativo la necesidad de “ánimo de lucro” en el infractor para que pueda ser sancionable. Información adicional: Textos de la enseñanza social de la Iglesia sobre la Hospitalidad PLATAFORMA “SALVEMOS LA HOSPITALIDAD” Julián Carlos Ríos Martín. Profesor de universidad. Madrid José Luis Segovia Bernabé. Profesor de universidad. Salamanca María Dolores Rodríguez Peláez. Ciudadana. Miguel Santiago. Profesor de Instituto. Córdoba Ramón Sáez Valcárcel. Magistrado. Madrid Daniel Izuzquiza. Sacerdote jesuita. Madrid Pilar Sánchez Álvarez. Abogada. Madrid Enrique Romá Romero. Veterinario. Alicante Javier Baeza Atienza. Sacerdote. Madrid Guillermo Toledo. Actor Félix Pantoja García. Fiscal Luis Guitarra. Cantautor. Madrid Siro López. Artista. Madrid Rafael Pascual Díez. Abogado. Madrid Manuel Gallego Díaz. Profesor de Universidad. Madrid ———————————————————————————————————— Enviar firmas o correos electrónicos de adhesión a una de las dos direcciones: Julián C. Ríos Martín jrios@der.upcomillas.es Manuel Gallego Díaz mgallego@der.upcomillas.es Universidad Comillas C/Alberto Aguilera, 23 28015 – Madrid Nombre: Apellidos: DNI/NIE: Profesión: Colectivo/Asociación, si procede:
LA INVESTIGACIÓN SOCIAL EN EL HORIZONTE DE LA MISIÓN DE LAS OBRAS SOCIALES DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Patxi Álvarez de los Mozos, SJ Miembro del Patronato de la Fundación Social Ignacio Ellacuría Ponencia presentada en la reunión del grupo Fomento Social, integrado por jesuitas y laicos vinculados a las ciencias sociales y a la acción social. Madrid, noviembre de 2008 Nota: Por restricción de espacio hemos suprimido las notas a pie de página. En le versión pdf las encontraréis íntegramente. Introducción La Misión de la Compañía hoy consiste en la defensa de la fe y la promoción de la justicia en diálogo con la cultura y con otras tradiciones religiosas. Se trata de una formulación atrevida y brillante, llena de promesas y a la que aún no hemos respondido con todas las posibilidades con que cuenta nuestro cuerpo apostólico. Fe y justicia, sin poder separar la una de la otra. Nuestra fertilidad apostólica recae sobre cómo sostenemos con valentía esta misión recibida (2). Sin embargo, todavía nos quedan bastantes consecuencias que extraer para esta misión por la fe y la justicia en todos los campos apostólicos en los que trabajamos. Nos cuesta mucho hacerlo, porque es muy exigente y comprometida. Necesita mucha oración, mucho desprendimiento, mucha creatividad, sabiduría, pasión, cercanía a los pobres, confesar y pedir perdón por nuestras alianzas afectivas con sus opositores… Es decir, requiere una profunda conversión, y la conversión se nos hace muy cuesta arriba. El P. Arrupe percibió esta necesidad de cambio con una claridad nítida, que nosotros continuamos lejos de alcanzar. Pues bien, la investigación social tiene mucho que aportar a esta misión de la fe que obra la justicia del Reino; de una justicia que anuncia lo más luminoso de la fe. De manera que este tema me parece muy relevante, al tiempo que exigente. Si la Compañía es misión, de tal manera que precisamente en función de la misión reciben su ubicación adecuada todas las demás componentes de la vida religiosa (comunidad, oración, coro, Eucaristía, pobreza, obediencia…), esta misma misión deberá ayudarnos a colocar en su puesto a la investigación social. Este es el único hilo conductor que voy a seguir en esta intervención: qué lugar debe ocupar la investigación social en un cuerpo que ha hecho de la misión fe-justicia su último compromiso. Daré los siguientes pasos: revisaré las fuentes ignacianas que motivan el apostolado intelectual que ha estado presente en nuestra tradición histórica; a continuación trataré de mostrar que la misión actual de la Compañía demanda un conocimiento riguroso y sapiencial de la realidad; mencionaré que este conocimiento debe estar al servicio del liderazgo apostólico; describiré algunas dificultades actuales que nos encontraremos al desarrollar esta tarea; señalaré algunos campos que a día de hoy podrían tener un interés especial; finalmente incluiré un modelo que podría vehicular las intuiciones que a lo largo del texto irán apareciendo. El apostolado intelectual en nuestra historia La investigación social forma parte de un apostolado de profunda raigambre en la Compañía, el apostolado intelectual, que ha constituido un campo apostólico fundamental de nuestra misión desde sus inicios (3). Los jesuitas, desde los primeros compañeros que eran “maestros en artes”, han cultivado muchos campos del saber y lo continuamos haciendo a día de hoy. Es parte de una larga tradición, como tendremos ocasión de ver. Fuentes ignacianas para el apostolado intelectual En la vida de S. Ignacio no se aprecia un interés especial por el trabajo intelectual. Su gran preocupación tras la conversión en Loyola consistió en “ayudar a las almas”. Comenzó a hacerlo así desde Manresa (4). Una atención que mantuvo al llegar a Tierra Santa, donde quería quedarse, pero ayudando igualmente a las personas (5). Es ésta igualmente la motivación a la que alude cuando se determina a estudiar (6). Irá a Barcelona a estudiar sólo con ese fin de ayudar mejor a las ánimas. A lo largo de su vida fue comprendiendo que alcanzar algún grado universitario le permitiría hablar de Dios, y que si no, esto le estaría vedado. El peregrino recorrió las universidades de Alcalá, Salamanca y finalmente París, donde alcanzó el título de “maestro en artes”. Todos los primeros compañeros lo eran. Algunos llegaron a ser teólogos brillantes, como Laínez o Salmerón. Pero no Ignacio. Lo suyo siguió siendo aquello de “ayudar a las ánimas” y garantizar para la Compañía –en especial a través de sus Constituciones– esta orientación de servicio a los demás, donde más falta hiciera. ¿De dónde surge, pues, ese deseo, ese afán de conocimiento que anima a la Compañía, a la primera y a la de nuestro tiempo? ¿Se trata sencillamente de que coincidió que aquellos primeros hombres pertenecían a la intelectualidad de su tiempo e inculcaron ese interés por la cultura a generaciones sucesivas? En realidad, las fuentes de este anhelo profundo de conocimiento se encuentran en nuestro núcleo místico, en la experiencia de Ejercicios, si bien no se trata de algo obvio. El eje medular de la tradición ignaciana se sitúa en un encuentro personal con Dios que libera, compromete y envía. Se trata de experiencia directa de lo divino (7), siempre tan sorprendente, desbordante y subversiva. El Dios que protagoniza e inicia este encuentro no se halla fuera de esta realidad, sino que se sitúa en el mundo, en su sencillez y en su profundidad. Ése fue el mayor don que recibió Ignacio en el Cardoner: ver a Dios en el mundo y al mundo en Dios; el mundo visto desde Dios, Dios visto desde el mundo. Una realidad que no es sino una profundización vivencial, mística, del logro dogmático cristológico de Calcedonia. Esto justifica que en el creyente que se nutre de esta tradición surja un ávido interés por el mundo. Para descubrir a Dios, su presencia y su acción, no hace falta huir del mundo, sino sumergirse en él (8). En la perspectiva ignaciana Dios y mundo no pueden separarse. Dios nos remite al mundo y el mundo a Dios. Y la actitud en la que queda […]
MULTINACIONALES QUE QUIEREN PROLONGAR LA GUERRA EN EL CONGO Por Jon Sobrino Teólogo Zenit, agencia de noticias del Vaticano, dijo hace poco que “la crisis humanitaria más olvidada en nuestro planeta es la del Congo”. De vez en cuando en los medios asoma la tragedia pues ya no hay modo de ocultarla. Pero lo que se dice de ella es todavía irrisorio e insultante en comparación con la magnitud de la barbarie y el genocidio. Y no hay llanto, ni pedir perdón, ni propósito de enmienda. En esta Carta a las Iglesias de vez en cuando decimos una palabra sobre el Congo. Es un muy pequeño grano de arena. Ahora, aunque no sea más que por pudor, volvemos a recordar a ese inmenso “pueblo crucificado”. Presentaremos, resumidamente, tres textos que han llegado a nuestras manos estos días. Terminaremos con una breve reflexión. “Quieren prolongar la guerra en el Congo” En Periodista Digital del 27 de noviembre el jesuita Ferdinand Muhigirwa acusa a la comunidad internacional de querer prolongar la guerra en el Congo. “Si la comunidad internacional lo quisiera realmente, la guerra en la República Democrática del Congo terminaría en pocos días”. Y da la razón. “Está claro que la raíz del conflicto son los minerales, de los que se benefician las empresas mineras y los países extranjeros, pero no la población autóctona que se ve obligada a vivir con menos de un dólar al día”. Los organismos supranacionales, como la Unión Europea, prefieren que la contienda se mantenga y «se prolongue en el tiempo de forma interminable”. El genocidio, por causa de la guerra y la pobreza, es claro. “Es terrible que en un país tan extremadamente rico la población viva abocada a tales niveles de pobreza”. Y crece la deshumanización. En El Salvador lo entendemos bien. Desde hace décadas se produce el abandono progresivo de la agricultura: “la gente no quiere seguir trabajando en los sectores tradicionales porque prefiere enriquecerse en las minas”. Y sufren los niños: “Las familias permiten a sus hijos abandonar el colegio desde edades muy tempranas para excavar. Creen que así se van a hacer ricos, cuando después la mayoría no consigue más de 50 dólares al mes”. Son palabras mayores. La guerra en el Congo es un genocidio que ha producido 5 millones de muertos en 15 años. El genocidio puede ser detenido, pero la comunidad internacional, las democracias del Norte, no quieren detenerlo. El Congo es un pueblo activamente crucificado. “El teléfono celular: ataúd del Congo” En lenguaje periodístico Cristóbal Saura explicaba en El portal del medio ambiente, el 6 junio de 2007, por qué ocurre el genocidio y por qué se oculta. El genocidio En las montañas orientales del Congo hay coltán y niobio, además de oro, diamantes, cobre y estaño. El coltán, abreviatura de colombio-tantalio, está en suelos de una antigüedad de tres mil millones de años. Se usa con el niobio para fabricar los condensadores para manejar el flujo eléctrico de los teléfonos celulares. Cobalto y uranio son elementos esenciales para las industrias nuclear, química, aeroespacial y de armas de guerra. Alrededor del 80% de las reservas mundiales de coltán están en el Congo. Por el control de estos minerales escasos hay una guerra tremenda. Los poderes multinacionales quieren controlar la minería de la región. Conclusión: “el motivo del genocidio son estos minerales que buscan las corporaciones” y además están destruyendo la segunda área verde del planeta después del también amenazado Amazona. Un poco de historia En 1996 Estados Unidos patrocinó una invasión de fuerzas militares de las vecinas Rwanda y Uganda. Hacia 1998 tomaron el control y ocuparon las áreas mineras estratégicas. Muy pronto, el ejército rwandés comenzó a ganar más de 20 millones de dólares por mes con la minería del coltán. Hay cientos de informes que denuncian abusos de los derechos humanos en esa región minera. Las empresas con capacidad tecnológica convierten el coltán en el codiciado tantalio en polvo y lo venden a Nokia, Motorola, Compaq, Sony y a otros fabricantes que lo usan en teléfonos celulares y otros aparatos de tecnología “de punta”. Keith Harmon Snow dice que para analizar la geopolítica del Congo y las razones de una guerra casi inacabable desde 1996, hay que comprender el crimen organizado por negocios multinacionales. La guerra del Congo se planificó con las inversiones de corporaciones multinacionales de Estados Unidos, Alemania, China y Japón en la región. Y está apoyada por las más poderosas corporaciones, la Cabot Corporation y la OM Group, de Estados Unidos; la HC Starck de Alemania; y Nigncxia, de China. Redes criminales, preparadas y mantenidas por esas multinacionales, practican la extorsión, soborno, violación y matanzas. Y obtienen beneficios sin precedentes con la minería del Congo. Hasta 6 millones de dólares en cobalto crudo salen a diario de la RDC. Sin embargo, casi nunca aparecen estas compañías en los informes sobre derechos humanos. Personajes relacionados con el negocio del coltán han estado muy cercanos al gobierno de Estados Unidos. Sam Bodman fue llamado por el Presidente Bush en 2004 para ser Secretario de Energía. Nicole Seligman fue consejera legal de Bill Clinton. Muchos que alcanzaron posiciones de poder en la administración Clinton pasaron a altos cargos en Sony Corporation. En el negocio participan distribuidores norteamericanos de armas, como Simax, y las compañías que fabrican material de guerra para el Pentágono, llamadas “proveedores de Defensa”, Lockheed Martin, Halliburton, Northrop Grumman, GE, Boeing, Raytheon y Bechtel. Incluso organizaciones pseudo humanitarias como CARE, el Comité de Rescate Internacional; “Conservation”, empresas de relaciones públicas y grandes medios de comunicación como The New York Times. Se han hecho grandes fortunas, vendiendo electrónica de alta tecnología para que la disfruten los norteamericanos y europeos, los japoneses y los “nuevos ricos” de América Latina, China y la India. El encubrimiento El 5 de junio de 2006, se leía en la portada de la revista Time: “Congo: El Peaje Oculto de la Guerra más Mortal del Mundo”. Es cierto que el artículo mencionaba brevemente el coltán y su uso en los […]