Reflexiones y propuestas desde la mirada del apostolado social de la Compañía de Jesús en España ante las elecciones 2019. En la actualidad, el sector social está formado por más de 20 entidades con más de 50 sedes distribuidas por todo el territorio nacional. Sostiene la misión un equipo formado por 2.500 personas, de las cuales más del 80% son voluntarias, entre las que se encuentran un grupo de jesuitas. Las personas y familias que se benefician de nuestra acción superan ampliamente el millón, localizadas en España y en otros continentes. Nuestra experiencia concreta explica la selección de los temas abordados y la ausencia de otros también relevantes. Hablamos de los temas que manejamos en nuestro compromiso cotidiano. Desde ahí nos sentimos animados a compartir nuestras reflexiones y propuestas con el fin de contribuir al debate público y a la reflexión compartida con otros. Estamos convencidos de que sólo se puede construir una democracia sana si se aportan distintas voces buscando todas el bien común. Puedes descargar el documento aquí
La red Migrantes con Derechos denuncia la falta de coraje político para abordar los retos de la movilidad humana en nuestro país Ante la celebración del Día Internacional del Migrante y una semana después de la ratificación en Marrakech por parte de más de 150 países del primer Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, las entidades que integramos la red Migrantes con Derechos –Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, y la Comisión Episcopal de Migraciones— reafirmamos nuestro apoyo el éxito de la comunidad internacional para avanzar en el objetivo de gestionar los flujos migratorios a nivel global. Lamentamos, sin embargo, el fracaso que supone la retirada del Pacto de varios países del Norte, cuya decisión abre una peligrosa grieta en el espíritu de unidad y solidaridad tan necesario para garantizar una acción coordinada, por encima de fronteras y políticas nacionales, en la tarea inaplazable de proteger las vidas y los derechos de los migrantes y refugiados. Recordamos que la celebración de hoy conmemora la adopción, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de la Convención Internacional para la protección internacional de los derechos de todos los trabajadores migrantes y sus familiares, un texto que ni España ni ninguno de los Estados miembros de la Unión Europea han firmado todavía. Queda mucho camino por recorrer para hablar de una migración que sea auténticamente segura, ordenada y regular, y evitar que el Pacto recién alcanzado se convierta en papel mojado. Instamos, por ello, a corregir el rumbo preocupante que, a pesar de las buenas intenciones proclamadas en Marrakech, manifiestan las decisiones políticas en materia de migración que se siguen adoptando tanto en nuestro país como en el conjunto de la Unión Europea. Una vez más, censuramos unas políticas migratorias donde el enfoque basado en la seguridad y el control de fronteras sigue primando sobre los aspectos humanitarios y sociales, y que convierten las vallas y las aguas del Mediterráneo en espacios de muerte, sufrimiento y vulneración de derechos, en lugar de transformarlos en una oportunidad para la acogida y la hospitalidad. Decimos no a las devoluciones de migrantes realizadas sin las garantías establecidas en los procedimientos relativos a la identificación de cada persona, sin verificar sus circunstancias personales o sin prestar información en un idioma que sea entendido por las personas recién llegadas. Y no a que se perpetúen los mismos errores en los que incurren ahora unos responsables políticos que denunciaban esas prácticas cuando estaban en la oposición y que prometían erradicarlas. Reclamamos coraje político para acabar con el limbo legal que afecta a un número creciente de menores inmigrantes no acompañados, al tiempo que denunciamos la resistencia a movilizar los recursos indispensables para financiar tanto la acogida e integración en nuestro país de los migrantes como para incidir en las causas del problema mediante una adecuada dotación de fondos para la Ayuda Oficial al Desarrollo. Rechazamos la escandalosa política de brazos caídos por la que se abandona a su suerte en aguas internacionales a pesqueros españoles que, dando ejemplo de sentido humanitario, auxilian embarcaciones con migrantes a punto de zozobrar. Y decimos rotundamente no a la sucesión de irresponsables declaraciones públicas en contra de las personas migrantes, que, con un peligroso acento discriminatorio, racista y xenófobo, pretenden obtener apoyo electoral a base de difundir falsos rumores y prejuicios que sólo buscan estigmatizar al otro e intoxicar la convivencia social y las relaciones en nuestros barrios. Como alertaba en septiembre pasado el Papa Francisco en el congreso mundial sobre racismo y xenofobia organizado por la Santa Sede y el Consejo Mundial de las Iglesias (WCC), «vivimos tiempos en los que parecen reavivarse y difundirse sentimientos que muchos consideraban superados. Sentimientos de sospecha, de miedo, desprecio y hasta de odio frente a individuos o grupos considerados diferentes a causa de su origen étnico, nacional o religioso y, como tales, no considerados lo suficientemente dignos de participar plenamente en la sociedad». «La gravedad de estos fenómenos –añadía el Papa— no puede dejarnos indiferentes. Todos estamos llamados, en nuestras respectivas funciones, a cultivar y promover el respeto de la dignidad inherente a toda persona humana, empezando por la familia, el lugar en el que se aprenden desde muy temprana edad los valores de compartir, de la hospitalidad, de la hermandad y solidaridad». Como entidades de Iglesia que acompañamos a los migrantes compartiendo sus esperanzas y frustraciones, defendemos un modelo de convivencia basado en la convivencia intercultural, en la integración y en la acogida fraterna al que llega y se encuentra en situación de mayor vulnerabilidad. Somos Iglesia samaritana que auxilia al desvalido, sin preguntar por su origen, su credo o su condición. En vísperas de la Navidad, cuando conmemoramos el nacimiento en Belén de un Niño cuyos padres fueron excluidos porque no tenían sitio en la posada y empujados luego al exilio, urgimos a nuestras comunidades y a todos los ciudadanos a examinar sus actitudes personales y comunitarias, y a renovar su capacidad de acogida y hospitalidad hacía las personas migrantes. El Amor, que todo lo puede, es la mejor respuesta a quienes sólo parecen dispuestos a enrarecer la convivencia en paz. Documento para descargar, aquí
Hoy miércoles 3 de octubre, hemos participado como comunidad, en el cambio de Dirección de la Fundación Ellacuría. Miguel González cumple un ciclo , y toma el relevo Kontxi Claver, que ya formaba parte del equipo técnico. Un clima de emoción y gratitud por la tarea hecha y el tiempo compartido, y por la nueva etapa que se abre para el equipo y la comunidad. Nos hemos sentido muy acompañadas y arropadas por la presencia de representantes de grupos y organizaciones del sector social de la Provincia. Tenemos mucha esperanza en la renovación de la misión de la Fundación: Acompañar, servir y defender, a las personas migrantes y sus organizaciones. Seguimos con ánimo e ilusión compartiendo camino. Aquí os dejamos algunas fotos.
«Con la Cámara a Cuestas» es el nombre de un proyecto experimental y colaborativo entre personas del ámbito académico, cultural y de intervención social, que en dos ediciones diferentes ha utilizado la fotografía para dar voz a mujeres que compartían una realidad de inserción laboral precaria tras procesos migratorios más o menos terminados y que entre el 2013 y el 2015 acudían a espacios de ayuda mutua promovidos por dos entidades sociales en la ciudad de Bilbao
La Fundación Ellacuría es parte del Servicio Jesuita a Migrantes y del Sector Social de la Compañía de Jesús en España. Nos hacemos eco del Comunicado desde la Campaña de Hospitalidad, en la que participamos. NOTA DE PRENSA: LUNES 18 DE DICIEMBRE: DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS MIGRANTES
El próximo miércoles 15 de noviembre, se presentará en Bilbao, el Informe Anual de 2016 sobre Centros de Internamiento de Extranjeros en España, que elabora el Servicio Jesuita a Migrantes (SJME) que este año lleva por título “25,66: Media diaria de repatriaciones forzadas”.
El próximo miércoles 15 de noviembre, se presentará en Bilbao, el Informe Anual de 2016 sobre Centros de Internamiento de Extranjeros en España, que elabora el Servicio Jesuita a Migrantes (SJME) que este año lleva por título «25,66: Media diaria de repatriaciones forzadas». El SJME mantiene una presencia constante de los Centros de Internamiento de Extranjeros de Madrid, Valencia, Barcelona y Algeciras-Tarifa. Un equipo de visitas de 45 personas, acompaña a las personas detenidas y trabaja para garantizar el respeto a sus derechos mediando con la administración y apoyando la judicialización de los casos de vulneración de derechos. En 2016 fueron acompañadas 658 personas, dos de cada tres de las cuales finalmente no fueron expulsadas. Asimismo, se realiza una intensa labor de denuncia e incidencia para el cierre de los CIE y el establecimiento de medidas alternativas a la detención. Os esperamos para esta presentación en Bilbao, el próximo miércoles 15 a las 19 horas, contando con la presencia Josep Buades Sj, quien nos explicará el contenido del mismo.
Os compartimos nuestro resumen de actividad de la Fundación Ellacuría del año 2016. Lo hemos preparado en dos formatos: infografía euskera – castellano y vídeo. Ambos intentan resumir los datos principales de nuestra actividad, recogida en datos e imágenes, para mostrar el trabajo que hacemos entre personal y voluntariado. Siempre coordinadas con nuestras entidades aliadas, dentro de SJM y la familia ignaciana. Esperamos que os guste, y la compartáis. Nos seguimos viendo en el camino!
FUNDACIÓN SOCIAL IGNACIO ELLACURIA 10 años de trabajo en el ámbito de la convivencia intercultural,inspirados por el legado ético, intelectual y humano de Ignacio Ellacuría. La Fundación Ellacuria arrancó su actividad en el año 2006, como una respuesta concreta y meditada a una realidad de creciente impacto en la sociedad de Bizkaia: la llegada de inmigrantes desde otras partes del mundo. Entre los años 2004 y 2007 se produjeron las mayores cifras de llegada de personas extranjeras a nuestro territorio histórico, contribuyendo a un cambio social de amplio alcance. Bizkaia no es la misma que hace diez o quince años, en buena medida debido al fenómeno de la inmigración. Los retos de la inclusión social, participación y convivencia intercultural son de primera magnitud. Esta realidad constituyó una auténtica llamada para la Compañía de Jesús. Se elaboró un profundo análisis de la realidad y se decidió abrir un centro para la intervención social en el ámbito migratorio. Así nació la Fundación Social Ignacio Ellacuria. La elección del nombre no fue producto de la casualidad. Ignacio Ellacuria fue un jesuita nacido en Portugalete (1930) que dedicó su vida al trabajo por la justicia social, la paz y la convivencia en El Salvador, país cuya nacionalidad adoptó. Este compromiso – intelectual, ético y político- condujo finalmente a su asesinato por el ejército salvadoreño en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, junto con otros cinco jesuitas y dos colaboradoras, en la universidad UCA de El Salvador. El legado intelectual de Ellacuria es inmenso. De él destacamos algunos rasgos que nos han ayudado en nuestro camino. En nuestra entidad llevamos con orgullo y responsabilidad el nombre de Ignacio Ellacuria. Su figura es una inspiración. Su recorrido representa una síntesis entre la encarnación en los sufrimientos y la vida cotidiana de la gente, y la capacidad de construir un discurso y un posicionamiento con impacto estructural. En esa misma encrucijada es donde nos gustaría estar como fundación. La figura de Ignacio Ellacuria, fuente de inspiración para nuestro trabajo Ignacio Ellacuria dejó una obra filosófica original y monumental. El eco de su pensamiento y vida, 26 años después de su asesinato, se hace presente en numerosos movimientos que trabajan por la justicia social. Queremos rescatar someramente algunos de sus intuiciones que iluminan nuestro camino. Hoy tratamos de actualizarlos en el ámbito de las migraciones. “Hacerse cargo de la realidad, cargar con la realidad, encargarse de la realidad” Esta máxima de Ellacuría nos invita a tres momentos diferenciados en nuestro trabajo por la transformación social. Hay un primer momento – el intelectual- que implica conocer la realidad con toda nuestra capacidad e instrumentos críticos. Eso es “hacerse cargo de la realidad”. Un segundo momento, “cargar con la realidad”, constituye en espacio de la ética, donde hacemos un juicio sobre la realidad y las consecuencias que ésta tiene para la gente más humilde. Por que el pensamiento de Ellacuria no brota de los libros, brota de la vida y de los encuentros con las personas que más sufren. Es un conocimiento que nace de la razón, pero pasa por el corazón. Finalmente, al momento ético le sigue el momento práctico, de la acción: “encargarse de la realidad”. Esta acción es transformadora – liberadora, dirá él- partiendo del convencimiento de que la realidad no está acabada ni cerrada, sino que encierra dentro de sí posibilidades para una mayor humanización. El trabajo de la Fundación Ellacuria nace precisamente de un análisis honesto y riguroso de la realidad, un análisis que se completa y enriquece en la vida cotidiana del acompañamiento a las personas migrantes – en sus sufrimientos, sus alegrías, sus deseos de contribuir a la sociedad. Y termina proponiendo pautas concretas para la acción que buscan transformar nuestra realidad, para hacerla más humana y hospitalaria, especialmente para “el otro vulnerable”. Crítica y trabajo contra la “ideologización”, como proceso negador de lo real, que legitima y justifica el estado de cosas presente. Ignacio Ellacuria dedica buena parte de su trabajo intelectual a desmontar lo que el llama “ideologizaciones”, que no son otra cosa que ocultamientos de la realidad. Estos pretender naturalizar procesos de exclusión social y legitimar el estado de las cosas, para que no cambie. En el ámbito de nuestro trabajo asistimos constantemente a la distorsión de la realidad sobre las personas migrantes. En muchos países europeos se constata la emergencia de los populismos xenófobos, erigidos sobre falsas asociaciones. Se produce una construcción de la persona migrante como amenaza y como chivo expiatorio, ante una situación social que no ofrece seguridad ni perspectiva a muchas personas. El modo que Europa y sus estados están tratando la cuestión de las personas refugiadas es ejemplo elocuente de dicha situación. Nuestra sociedad no es ajena a esa dinámica de discursos que desfiguran y deshumanizan a las personas inmigrantes. Estos mecanismos justifican y naturalizan procesos de exclusión y de vulneración de los derechos básicos. Los inmigrantes no son solo los que están abajo, sino que son los que están “afuera” del “nosotros”. Esto parece justificar políticas que refuerzan la exclusión. Es parte de nuestra labor generar espacios de encuentro auténtico entre personas y colectivos, donde sea posible retirar las máscaras que velan la realidad. De ese modo, podemos conocer de primera mano la vida de las personas, creando vínculos de solidaridad compartida. Las buenas noticias son posibles. En un mundo que anhela desesperadamente buenas noticias, la realidad histórica nos es presentada como inmutable y predeterminada. Sin embargo, el trabajo sobre la realidad genera esperanza, porque muestra que es posible otro modo de hacer las cosas. Aquel que conduce a una mayor humanización. Nuestra acción busca mostrar que la convivencia intercultural es posible. Que la exclusión no tiene la última palabra. A través de experiencias concretas asistimos cada día a la creación de vínculos entre diferentes, a la gestión de los conflictos de forma constructiva, a la negociación de ámbitos comunes de convivencia. La actividad de la fundación quiere ser fuente de “buenas noticias”, en un contexto en que la inmigración se asocia […]
INFORME CIE 2015 Es posible que el año 2015 sea recordado como aquel en el que la Unión Europea y sus estados miembros dieron definitivamente la espalda a cientos de miles de personas refugiadas. Después de un tímido ensayo de organizar una respuesta mínima y corresponsable, basada en la acogida, se produjo una escalada en las políticas de hostilidad y portazo. Se tomaron medidas para obstaculizar al máximo la llegada a Europa de personas, se cerraron fronteras nacionales para hacer imposible el tránsito entre países y se endurecieron legislaciones para dificultar el acceso a derechos. Todo ello, coronado con la pasividad – sino indiferencia- y desesperante lentitud a la hora de cumplir con los ya de por sí rácanos compromisos de reubicación y reasentamiento. Y como paisaje de fondo, un discurso público que transita entre el miedo y el populismo xenófobo más estridente. Vemos, por tanto, que algunas viejas recetas que ya han mostrado su inoperancia – además de su falta de respeto por la dignidad de las personas- se actualizan y amplían. Dichas recetas tienen dos componentes esenciales: el endurecimiento del control fronterizo y la detención de las personas migrantes. El primero, lejos de cumplir con su pretendido objetivo de “frenar los flujos” migratorios, los desvía hacia rutas más difíciles y peligrosas, y hace más próspero el negocio de la “mafias”. Y ello, sin mencionar la degradación ética y política que suponen determinados acuerdos de externalización de fronteras con países de dudoso compromiso con los derechos humanos, cuando no de claro desprecio hacia ellos. El segundo – la detención- nos introduce de lleno en un mundo de excepcionalidad jurídica, donde personas sin otro delito que el de buscar un futuro a salvo, son recluidas o ven sus libertades seriamente restringidas. Esto no tiene justificación. Queremos con estas líneas, pues, ayudar a abrir el zoom, y situar los centros de detención de migrantes (CIE, en el caso español) como dispositivos de control fronterizo. Y llamar la atención de que nos encontramos en un momento de endurecimiento de estos. Sitúese en este contexto también el intento de legalizar las llamadas “devoluciones en caliente” por parte del gobierno español durante este pasado año. La conclusión es que abogar por el cierre de los CIE en este caso, implica también abogar por una reforma en profundidad de todo el entramado de control fronterizo. Por un replanteamiento amplio de la forma en que gestionamos la movilidad humana. No obstante, en este texto nos toca cerrar de nuevo el zoom, y concentrarnos en la realidad de los CIE en España. Partimos de nuestra experiencia de acompañamiento en tres de ellos, y nos basamos en más de 1.500 visitas. Miramos, esta vez con especial atención, desde el prisma de las personas más vulnerables entre las vulnerables: personas enfermas, víctimas de trata, solicitantes de asilo, personas a quien nadie visita… Nuestra conclusión es que por la gravedad que supone la privación de libertad, por el abuso que se hace de esta medida y por las condiciones de vida realmente existentes en los CIE es necesario afrontar su cierre y desaparición. Y en el entretanto, continuar con el debate público – felizmente intensificado en los últimos meses- e ir poniendo en marcha alternativas a la privación de libertad, que las hay. Miguel González Martín Coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes – España